La tecla del duende
HABÍA una vez un zapatero que disfrutaba mucho con su trabajo, pese a que solo le alcanzaba para lo justo. Tenía por vecino a un hombre muy rico, al que le sorprendían los cánticos felices del zapatero, pues vivía en una humilde morada, así que un buen día fue a visitarlo. «¿Cuánto gana al día?», preguntó. «Pues mire, vecino. Por mucho que trabajo solo obtengo unas monedas para vivir con lo justo, por lo que la riqueza no es el motivo de mi felicidad», contestó. «Eso pensé y vengo a contribuir a su felicidad», dijo el hombre, mientras le extendía una bolsa llena de monedas de oro.
Tras agradecer el gesto al hombre rico, guardó con celo su fortuna bajo su cama, pero, a partir de entonces, ante el temor de que pudieran robarle, no dormía bien y su trabajo se vio tan resentido por la falta de sueño y energía, que dejó de cantar de felicidad. Así que decidió devolver las monedas a su vecino. «Verá, antes de tener esta fortuna era muy feliz. En cambio, ahora, solo vivo preocupado por proteger mi fortuna y no tengo la tranquilidad para disfrutarla», le dijo al hombre rico, que se quedó muy sorprendido. Ambos comprendieron el mensaje: la riqueza material no es garantía de la felicidad.
En Holguín, el equipo de Sonia Gómez aseguró la logística de un encuentro memorable. Se evocó el aniversario 60 de JR y todo lo que ha representado para los tecleros holguineros formar parte de la familia de la gran casa azul durante 20 años. Muy pronto se festejarán esas dos décadas.
Y en la ciudad de Las Tunas también se festejará el aniversario 18 de la tertulia. Mantener vivo el legado del periodista cubano Guillermo Cabrera Álvarez y sacar a la luz lo mejor de cada persona que ha pasado por la familia teclera es y será su objetivo fundamental. Se conocerán los resultados del concurso Cuando un amigo se va, en el que participaron varios concursantes. Será el sábado 25, en el centro cultural Huellas, desde las tres de la tarde.
Si un hombre es llamado a ser barrendero, debería barrer las calles (…) como Miguel Ángel pintaba, o como Beethoven componía música (...) Debería barrer las calles tan bien que todos los ejércitos del cielo y la tierra puedan detenerse y decir: aquí vivió un gran barrendero que hizo bien su trabajo. Martin Luther King.