La tecla del duende
LA perseverante Nancy, una mamá que espera ya la tercera generación de retoños, nos envía el siguiente texto, de esos que circulan por la Red y cuya autoría se ha desdibujado de mano en mano. Lo dedico especialmente a Sonia, otra madre de Santa Cruz de los Pinos, en San Cristóbal, Artemisa, que jueves tras jueves busca esta columna y la comparte en familia.
«Algún día, cuando mis hijos sean suficientemente grandes para entender la lógica que motiva a los padres, les diré…
«Te amé lo suficiente como para preguntarte adónde ibas, con quién y a qué horas regresarías a la casa. Te amé lo suficiente como para insistir en que ahorraras para comprarte una bicicleta, aunque nosotros, tus padres, pudiéramos comprarte una. Te amé lo suficiente como para fastidiarte y estar encima de ti durante dos horas, mientras arreglabas tu cuarto, un trabajo que me hubiese tomado a mí solo 15 minutos. Te amé lo suficiente como para dejar que vieras mi ira, mi desilusión y las lágrimas en mis ojos. Los niños deben entender que los padres no son perfectos.
«Te amé lo suficiente como para dejar que asumieras la responsabilidad de tus acciones, aunque los castigos eran tan duros que rompían mi corazón. Pero, sobre todo, te amé lo suficiente como para decirte «no» cuando sabía que me ibas a odiar por ello. Esas fueron batallas muy difíciles para mí, pero estoy contenta de haberlas ganado porque, al final, también las ganaste tú».
Mañana a las 10:00 a.m., en el restaurante Yang Set, se darán cita los tecleros espirituanos para celebrar el cierre de 2018.// Los holguineros gastarán la última ocurrencia de su almanaque el sábado 15, 11:00 a.m., en el club Siboney.// Ese mismo día, pero a las 3:00 de la tarde, los duendes de Las Tunas se encontrarán en la Casa de la Décima.
Vera violetta. En pos de su nivel se lanza el río/ Por el gran desnivel de los breñales;/ El aire es vendaval, y hay vendavales/ Por la ley del no-fin, del no-vacío;// La más hermosa espiga del estío/ No sueña con el pan en los trigales;/ El más noble panal de los panales/ No declaró jamás: Yo no soy mío.// Y el sol, el padre sol, el raudo foco/ Que fomenta la vida en la Natura,/ Por fecundar los polos no se apura,/ Ni se desvía un ápice tampoco…/ ¡Todo lo alcanzarás, solemne loco,/ Siempre que lo permita tu estatura! (Pedro B. Palacios, Almafuerte).