Frente al espejo
«Interesante anécdota (La “F” del Comandante, Liudmila Peña Herrera, 11 de agosto). Qué posibilidad la de esta maestra de haber tenido el privilegio de compartir con el líder histórico de la Revolución Cubana. Desde el mismo triunfo de la Revolución, han sido innumerables los compatriotas —hombres y mujeres sencillos— que han vivido semejante e inigualable experiencia. Digo inigualable porque Fidel era, es y seguirá siendo único». (Nelson Leyva de la Torre)
«Buen trabajo (Tesoros corazón adentro, Ana María Domínguez y Aileen Infante Vigil-Escalera, 20 de agosto). El personal del cardiocentro pediátrico William Soler merece el respeto y la admiración de todo el pueblo, pues el buen trato, la preocupación, la seriedad y responsabilidad caracterizan su quehacer diario». (Yir)
«Qué bueno que un joven colega nos actualiza sobre esta agrupación representativa de la cultura cubana (Que continúe la rumba, Alejandro A. Madorrán Durán, 19 de agosto) (...) Felicidades a Jesús y los descendientes de esos fundadores que ya no están, por mantener su legado. Ojalá promuevan y presenten más a Los Papines, y podamos disfrutarlos con más frecuencia por TV. Es hermoso que los relevos no dejen morir legados culturales cubanos que son verdaderas instituciones, como ha hecho Rafaelito Lay con la Aragón y como lo realizan también los que recogieron la obra de Los Zafiros. Sí, los Papines son historia y no podemos permitir que pasen al olvido». (Marina)
«Felicidades, guajiro (“Yo quiero dar nueve ceros”, Dorelys Canivell Canal, 20 de agosto). Guajiro de carácter y de principios. Que la vida te continúe dando grandes éxitos, porque usted se los merece y tiene muchos seguidores. Un gran abrazo desde Brasil de un fanático del béisbol cubano, y especialmente del beisbol pinareño». (Alexis)
«Enrique: tu prosa, con su quilla de nostalgia y de metáforas, surca la playa de tu infancia mostrando una estela de recuerdos que surfean en las olas de tu verbo (La Otra, Enrique Milanés León, 23 de julio). Tu prosa marina se baña en el mar de la memoria. Tu prosa, de un azul embriagado de salitre y poesía, salpica de remembranza el corazón de los lectores, que beben del vino de las esencias, y le toman el pulso a la luz de las palabras». (Martivarela)