Acuse de recibo
El pasado 25 de abril, desde el municipio habanero de Cerro, Gipsy Acosta denunció aquí que llevaba nueve meses con el servicio telefónico interrumpido, desde las intensas lluvias de julio de 2024. Lo reportaron, y su esposo, titular del servicio, se había personado en la sucursal de Etecsa en Diez de Octubre.
«Hemos hecho cuantas gestiones se han podido realizar, dice, desde reportar la falta de servicio, dar la queja por teléfono en varias ocasiones, ir a Etecsa de Diez de Octubre. Llegamos a pensar que era el equipo. Las primeras veces era el par, luego la cajita del teléfono de la casa. Siempre son justificaciones y no remedian nada. Por último le dijeron a mi esposo que estaban poniendo unas cabinas en el municipio en enero…
«La solución que nos han dado es la de poner minutos al móvil de mi esposo, que por demás es trabajador. Y lo fundamental es tener comunicación con mi mamá, que es una persona muy mayor. Todos trabajamos, y ella permanece más de diez horas diarias sola en casa, teniendo sus enfermedades de base. Mi hija mayor es epiléptica y siempre necesitamos tener comunicación con ella.
«Para ir a Etecsa los viernes a reclamar el derecho que tenemos como usuarios, debemos dejar de trabajar, y al final no le dan solución alguna a mi problema, simplemente anotan la queja. Hasta estos momentos continuamos sin servicio y sin solución, no sé por cuántos años», concluía.
Responde Aymee González Hernández, directora de Protección al Consumidor de Etecsa, que la investigación del caso incluyó la consulta del sistema informático correspondiente. Y el reporte del servicio está registrado el 28 de agosto de 2024, asociado a una interrupción compleja en el cable que soporta el servicio telefónico. Aún el personal especializado ejecuta las acciones técnicas necesarias para restablecer los servicios afectados.
Se constató, añade, que en esos casos se aplica el tratamiento comercial establecido ante interrupciones prolongadas. Así, se han realizado los ajustes a la facturación y también la compensación a una suscripción móvil elegida por el cliente.
El 25 de abril, indica, se contactó con Gipsy a través de su suscripción móvil, y se le informó del estado en que está su reporte y las causas de la demora en la solución de la interrupción. Y el 30 de abril quedó restablecido el servicio en horas de la mañana. La cliente, quien fue contactada por especialistas del territorio de Etecsa, expresó su agradecimiento por la atención brindada, concluye.
Se agradece la respuesta y la solución del caso, pero evidentemente los clientes afectados desde los inicios de la interrupción deben tener la comunicación e información más abarcadoras y fidedignas, y no quedar en un limbo de incertidumbre.
Hugo Ferreira Mora (Edificio 14, apto 485, Las Coloradas, Moa, provincia de Holguín) califica de muy bueno el servicio de Ferrocarriles de Cuba, en específico del tren La Habana-Holguín, por la especial atención de sus ferromozas y del personal de seguridad, y por el precio de su pasaje en los coches especiales: 144 pesos, relativamente bajo para la Cuba de hoy.
Y aborda cierta paradoja: vive en Moa, a unos 200 kilómetros de la ciudad de Holguín. De retorno de una estancia en La Habana, al apearse del tren en Holguín, tiene que jugársela para llegar a la terminal Las Baleares, de esa ciudad, donde sale el transporte para los diferentes municipios. Es cuando, tras tan grato viaje por ferrocarril a tanta distancia, terminas en manos de los choferes particulares para llegar a Moa: entre 2 000 y 2 500 pesos, dependiendo de la hora en que llegue el tren.
Recuerda que antes había un ómnibus —le decían «la guagua del tren»— que hacía esos itinerarios. Cree que esto debe reconsiderarse. Sugiere que cubra el traslado hacia Cueto, Mayarí, Sagua de Tánamo, Frank País y Moa. Que cuando uno adquiera el boleto del tren, desde y hacia las dos ciudades terminales, se incluya en el cobro la transportación complementaria del ómnibus. Y si el equipo no se completara con los viajeros del tren, pasaría por la terminal, recogería y cobraría la diferencia.
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