Acuse de recibo
El pasado 18 de marzo, y desde Marqués González, No. 108, altos, entre Concordia y Virtudes, Centro Habana, La Habana, Hilda Trujillo Baltar denunció aquí que un vertimiento de aguas albañales corría como un río intempestivo por la acera de su cuadra.
«Ya esto es insoportable, decía, unido a los vertimientos de basura y ahora estas aguas negras. No sé adónde vamos a parar, sin contar que estamos a media cuadra del hospital Hermanos Ameijeiras, y es aquí donde paran las guaguas para dejar a los pacientes que vienen de distintos municipios cercanos a La Habana. Se han hecho quejas a Aguas de La Habana, y nada».
Al respecto, responde Eladio Cobas Martínez, jefe del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que a partir de la inversión que se realiza en el sistema de alcantarillado, con la rehabilitación tecnológica en la estación de bombeo de residuales de Casa Blanca y la Cámara de Rejas de Caballería, está dictaminado un mantenimiento al sistema de alcantarillado central, como complemento de la inversión, para restablecer el funcionamiento de dicha estructura. Y dicho mantenimiento comprende el trabajo con equipos especializados, así como la intervención de las brigadas para la limpieza de registros y tragantes.
Manifiesta que el sistema de alcantarillado central tributa a los cinco municipios del centro de la capital, con mayor incidencia en Centro Habana y La Habana Vieja, que son el destino final del sistema. La realización paulatina de esos trabajos, enfatiza, contribuirá a la disminución de los vertimientos de los registros de la localidad y el mejoramiento de la higienización en sentido general.
Y del vertimiento de marras, que transitaba por varias cuadras de la zona, confirma que estaba ya reportado, «y constituía por nuestra parte una prioridad de la Base de Saneamiento Centro por su cercanía al hospital, que era el lugar a donde iban a parar las aguas negras».
Creadas las condiciones de equipamiento especializado y disponibilidad de combustible, puntualiza, se ejecutó dicho trabajo el 29 de marzo de 2025, desobstruyéndose los registros de 24 pulgadas, que contribuían al aporte en cuestión. Y quedó el lugar libre de vertimiento.
Refiere que al momento de la visita de Aguas… Hilda estaba trabajando, y se contactó por vía telefónica mediante la vecina de los bajos en el 106, que firmó como no conforme, y alegó de otros posibles vertimientos por estar los registros llenos, aunque no vertiendo en ese momento. «Todo esto, añade, es por la explicación brindada anteriormente y los trabajos planificados que se realizan en la zona, que son del dominio de las máximas autoridades del territorio».
Y concluye asegurando que los trabajos en el territorio continúan según el cronograma de ejecución, y las disponibilidades de equipamiento y combustible asignado.
Se agradece la respuesta, la atención a la queja y la profusa información al respecto; todo lo que le faltaban a Hilda y a sus vecinos cuando se publicó aquí su denuncia, que concluía con aquella frase retadora: «Se han hecho quejas a Aguas de La Habana, y nada». El caso nos confirma una vez más la importancia de la comunicación pormenorizada a tiempo, garantía de la confiabilidad en las instituciones que prestan servicio a la población.
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