Acuse de recibo
El pasado 17 de septiembre, y desde Avenida de Acosta, No. 6, bajos, entre Calzada de Diez de Octubre y 1ra., en el municipio capitalino de Diez de Octubre, Héctor García Revilla contó aquí que hacía más de cinco meses en el traspatio de su vivienda había una acumulación de aguas albañales, producto del registro 24 que se encuentra tupido en Calzada de Diez de Octubre, No. 1423 (interior), entre Avenida de Acosta y Lagueruela.
«Es inconcebible cómo todos los factores municipales conocen de esta situación emergente, afirmaba, y más ahora que existe la propagación del virus Oropouche. Debaten en reuniones, pero las acciones que han hecho no han resuelto la situación. Son directores de entidades y de organizaciones. ¿Cuántos de ellos han tocado el problema con las manos? ¿Justificaciones? Petróleo, que hay solo dos camiones grandes… «Aguas de La Habana en el territorio y en la provincia conocen de la situación. Pero al final nada: el cuartico está igualito, y para peor», concluía.
Y ayer volvió a escribirme Héctor para agradecer la publicación del caso, y a la vez atestiguar que a estas alturas nadie se ha proyectado al respecto. Y se pregunta cómo es posible que el Gobierno municipal, que conoce de esa situación tan lamentable y tan dilatada en su solución, no haya exigido que se atienda.
Manifiesta que al propio director de Aguas de La Habana en el territorio se le pidió la solución de ese peligroso foco, y se comprometió una vez más a resolverlo delante de otros factores.
«Ojalá como queja nos escuchen y se haga una visita oficial a los vecinos del lugar», concluye.
Y esta vez envía una foto muy ilustrativa del asunto, que ojalá mueva el interés y la dedicación de quienes deben erradicar tal inmundicia.