Acuse de recibo
El pasado 7 de marzo, desde La Magdalena, municipio habanero de Cotorro, Eglyss Pozo Machado denunció que desde diciembre último había problemas con el agua, la atención y la falta de información por Aguas de La Habana y el Gobierno municipal. Señaló que les cambiaron los horarios, con pocas horas de servicio y débil fuerza. Incluso a quienes viven en bajos no les subía el agua ni a los fregaderos. Varias veces llamaron a Acueducto municipal. Y cada vez, era como si ignoraran la situación. Siempre la misma respuesta: Vamos a revisar, porque no hay problemas. Vecinos se personaron, sin resultado alguno, decía.
En enero pasado ella fue a Atención a la Población del Gobierno municipal, y aún esperaba respuesta. Fue al Partido municipal, y quien la atendió delante de ella contactó con el Director de Acueducto, quien adujo que lo que afectaba esa zona era un salidero.
«Lo que me indigna, decía, es la mentira. Porque días después vuelvo a llamar a Acueducto y la respuesta no fue esa. Quien me atendió me dijo: Vamos a revisar, dígame su dirección. Lo considero irrespetuoso, porque si tienen identificada una avería, tienen que tener conocimiento… No que cada vez que se llame las respuestas sean diversas».
El 17 de febrero Eglyss llamó a Aguas de La Habana y por la extensión 1530 formuló queja. Le indicaron esperar a ser contactada. Quince días después contactó con esa entidad para conocer el tiempo de gestión y respuestas de las quejas, pues no la habían llamado. Y quien tomó la queja le dijo que Acueducto le informó que enviarían una pipa.
«Incierto, decía, aún estoy esperando. Una vez más me molesto, porque al parecer Aguas de La Habana olvidó la esencia de mi queja, pues en ningún momento hizo referencia a lo planteado. Realmente no sé a quién acudir. Estoy perdida, lamentablemente», terminaba.
El 3 de abril publiqué la respuesta de Mariyorkis Medina Merencio, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, quien indicó que «en visita realizada por la inspectora del Centro de Incidencias Leidy Hernández Durán, comprobó que se encuentran recibiendo el servicio de agua sin afectación, debido a los trabajos realizados de supresión de varios salideros y desobstrucción del sistema que abastece las zonas afectadas por la Base de Acueducto Este».
E informó que se le daría seguimiento por el equipo de inspectores del Cotorro, para corroborar la entrada de agua por las redes. Y que sería visitada de nuevo para constatar la solución definitiva.
Este redactor comentó que la respuesta «no profundiza ni esclarece todas las inquietudes, juicios y críticas de la ciudadana, a quien, evidentemente, no solo se le desatendió junto a otros vecinos, y se proyectó bastante defraudada, sino que tampoco se le informaba claramente qué sucedía, pues constantemente quienes debían servirle se “desayunaban” con lo que ya había sido tramitado».
Y el 7 de abril volvió a escribir Eglyss «para desmentir la respuesta dada por Aguas de la Habana a mi queja formulada el mes de marzo. Es una gran mentira decir que el problema está solucionado porque aún yo sigo en las mismas y los vecinos que están en bajos igual la reciben sin presión.
Añade que «lo único cierto es que en varias ocasiones fui visitada por el Director de Acueducto municipal y dos compañeros que brindan atención al cliente, una de ellas de Aguas de La Habana. Pero que hayan dado solución, eso es otra cosa que no ha sucedido».
Además, dice que «una mañana me enviaron a un compañero que no se tomó el trabajo de subir a mi casa para tocar mi puerta; y desde los bajos voceó mi nombre, lo que denota falta de educación. No se identificó, solo me preguntó de parte del Director de Acueducto, si estaba recibiendo agua, y le respondí que no. Entonces le hizo la misma pregunta a la vecina y si le llegaba a un metro de altura, siendo afirmativa la respuesta.
«Ese compañero terminó diciéndome que Aguas de La Habana solo garantiza el agua a un metro de altura. Le dije: pero a mi casa subía sin problema alguno. Y me respondió: No hay presión, no puede subir. Viré mi espalda y entré porque es desgastante hablar con personas que no tienen ninguna intención de resolver los problemas, solo se escudan en mentiras y justificaciones.
«Yo me quejo porque si antes tenía agua aunque vivo en altos, ¿por qué hace unos meses no es así? Pero en la tarde del 16 de marzo ocurrió un milagro inesperado: A mi casa subió el agua. Entonces me pregunto: ¿Es posible o no?», concluye.