Acuse de recibo
Idalberto Pupo Cámbara (calle 6ta., No. 9na., entre 23 y avenida Camilo Cienfuegos, Lumumba, Contramaestre, Santiago de Cuba) es un joven estudiante de 4to. año de Medicina que desespera, y no entiende por qué la Seguridad Social ha sido tan lenta en socorrerle.
Cuenta que es huérfano de ambos padres. Y a raíz del fallecimiento de su mamá, el 2 de marzo de 2001, ya en abril él comenzó los trámites para la correspondiente pensión en la Dirección municipal de Salud, donde ellos laboraban.
Él reconoce que tardó un mes en esas gestiones, pues se le había extraviado el carné de identidad, y también porque, según dicha entidad, le correspondía una pensión conjunta.
Y en mayo le informaron que al proceso se le daba continuidad en la Dirección de Trabajo y Seguridad Social, donde la funcionaria Karina le explicó que el monto de la pensión es de 1 568 pesos, y debía pasar a recogerla el 30 de junio. Pero ese día Idalberto fue y le explicaron que el documento no había salido aún, y que regresara el 20 de julio.
«Llevo varios meses acudiendo a dicha entidad para obtener la misma respuesta: siga esperando, afirma. No cuento con ningún ingreso económico, solo el estipendio de estudiante. ¿Cuántos meses más tendré que esperar?», concluye.
El pasado 27 de julio, y desde Casilda, en Trinidad, Sancti Spíritus, María del C. Acosta mostraba inquietud acerca de la ubicación dada a su hija Yamili Calzada Acosta, recién graduada como médico, en un consultorio en la comunidad de San Pedro, donde tenía que permanecer 24 días al mes.
El asunto era que la joven es madre soltera, con una niña de dos años. Por ello, ya lo habían tratado en las direcciones municipal y provincial de Salud, y con la funcionaria que atiende Salud Pública en el Partido municipal. Y todos decían: No hay otro lugar donde ubicarla; si no acepta, se le invalida su título.
«Todos sus compañeros ya están trabajando, incluso los que llegaron de otras provincias. Yo quisiera saber si los médicos están sobrando. ¿No existe una ley sobre el servicio social? ¿No tiene mi hija derecho a ejercer su profesión solo por tener su niña?», decía la madre.
Al respecto, responde el doctor Manuel Rivero Abella, director provincial de Salud en Sancti Spíritus, que una comisión entrevistó a la joven y a la comisión municipal de Ubicación; y revisó la calidad del proceso en el territorio, que a diferencia de otros años, en él todos los graduados fueron ubicados en el municipio.
Precisa que por lo establecido en el Código del Trabajo y la Resolución No. 282/2014 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, se comprobó que Yamili fue ubicada en el consultorio de la comunidad rural de San Pedro, que no está clasificada como de difícil acceso, y cuyo régimen de trabajo es de ocho horas diarias, de lunes a viernes, y el sábado hasta las 12:00 a.m.
La comisión de Ubicación municipal, añade, nunca recibió solicitud de Yamili para que consideraran su situación personal al ubicarla, proceso que se hizo con total transparencia en el municipio, con participación activa de la FEU, y discusión de cada ubicación con los graduados dentro del propio territorio.
Afirma que, cuando se recibió la solicitud de la promovente para que se evaluara el caso con el argumento de madre soltera con niña pequeña, la Dirección municipal de Salud en Trinidad la reubicó cerca de su zona residencial para que ofrezca atención a su hija y pueda comenzar a trabajar, además de que inicie la especialidad de Medicina General Integral al igual que sus compañeros de graduación. Y así no tener que aplazarle el cumplimiento del servicio social, que la afectaría no solo salarialmente, sino también en su formación posgraduada.
La Comisión Provincial calificó la queja «con razón en parte», pues en el proceso de ubicación no se tuvo en cuenta la situación personal de Yamili, al no ser planteada por la profesional oportunamente, y fue evaluada al ser expresado por su mamá.
«La solución de la provincia y el municipio nunca sería invalidarle el título a una profesional que la Revolución ha formado para Cuba y el mundo, con el prestigio que hoy alcanza nuestro ejército de batas blancas, que ante el azote de la Covid-19 dignifica los valores que el Comandante en Jefe nos inculcó, ratificando el compromiso, la lealtad y el espíritu de sacrifico para con el pueblo cubano y la humanidad», afirma.
E informa Rivero Abella que a partir del lunes 20 de septiembre la doctora se ubicó en el policlínico I Manuel de Jesús Lara Cantero, en el consultorio del médico de la familia 28.