Acuse de recibo
Frank Ernesto Fernández Carvajal no concibe que, dados los peligros que se están viviendo con el nuevo coronavirus, en la cuadra donde él vive, calle 64, entre 31 y 33, en el municipio capitalino de Playa, cada tarde se reúnan personas a beber sentadas en las aceras o alrededor de los establecimientos. Como si nada sucediera.
Le preocupa la ausente percepción de riesgo en muchas personas que siguen en la calle como en tiempos normales, y muy en especial jóvenes que muestran comportamiento temerario, como si no les importaran sus vidas y las ajenas.
Cree que, ya después de tantas alertas de las autoridades y de los medios de comunicación, a estas alturas ya tiene que hacerse sentir con mayor fuerza y sistematicidad la intervención de la Policía con quienes no respetan la distancia necesaria entre personas y ponen en peligro la salud de la comunidad.
Y plantea su preocupación: si se dice que el virus puede sobrevivir algunas horas sobre las superficies, es imprescindible que las unidades comerciales muy cerradas, donde las personas van a adquirir los alimentos, prevean el riesgo y busquen sus propias dinámicas, como sacar el despacho de esos recintos cerrados y viciados.
Nelson Luis Cabrera (San Miguel, no. 639, apto. 3B, entre Vento y Oeste, Sevillano, 10 de Octubre, La Habana) saluda que el Ministerio de Salud Pública (Minsap) haya habilitado el correo electrónico covid19@infomed.sld.cu, para que la población pueda informarse y orientarse sobre el nuevo coronavirus.
Lo que le preocupa es que, en su caso, ha enviado su inquietud a esa dirección electrónica en tres ocasiones y no ha recibido respuesta.
Dada la complejidad del momento, y el verdadero estado de guerra del Minsap contra la COVID-19, y sopesando que esa institución es usualmente muy sensible con los criterios y quejas de la población —como siempre lo revela ante esta sección— estoy convencido de que, si fue un olvido o un desliz con Nelson o quizá con otro cubano, el Minsap atenderá esta inquietud y la asumirá como un alerta para fortalecer sus mecanismos de comunicación con la ciudadanía.
Julio E. Hernández González (Conill 640, entre Bellavista y Panorama, Plaza de la Revolución, La Habana) estuvo internado varios días en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular para hacerse una prueba indispensable para un diagnóstico. Y resume en la palabra excelencia el servicio que allí se brinda a pacientes y acompañantes.
«Debo destacar la atención brindada, afirma, el cariño con que me trataron, a mí y a mi esposa, que me acompañaba. El doctor Ronald, boliviano, con una profesionalidad y una sencillez enormes siguió mi caso. El grupo de enfermeras y enfermeros brindaron una atención esmerada.
«Quiero agradecer al personal de servicio que servía las comidas al doctor Alejandro, quien me realizó la prueba, en la cual observé una destreza admirable y un trato exquisito; a la doctora Dania, que estuvo pendiente de mí, aunque no pudo hacer acto de presencia por la situación de la sala de cuidados intensivos donde trabaja.
«Siento no haber conocido el nombre de otros muchos que, anónimamente, me han dejado con una satisfacción muy grande. Sirva estas modestas líneas para honrar nuestra atención de salud», concluye Julio.