Acuse de recibo
Si el programa de la vivienda es una prioridad del país, es incomprensible que, con tantas tensiones de recursos y tantos problemas acumulados, lo ya iniciado hace tanto tiempo se interrumpa y aletargue, como es el caso que cuenta Charles Brown Batista.
Él escribe en nombre de un grupo de familias a las que les entregaron en febrero de 2006 el local de una antigua lavandería en 8va. no. 267, entre Tejar y Pocito, en Lawton, municipio capitalino de Diez de Octubre, con todos los documentos legales que amparan dicha asignación, y con la Empresa de Servicios del Poder Popular en ese municipio como constructor asignado.
Y no fue hasta septiembre de 2018 que se presentó allí una brigada de la Empresa Constructora de la Administración Local (ECAL) 2, sita en Ocuje y Santa Catalina, para construir las viviendas.
Laboraron solo cuatro meses en los dos primeros apartamentos de los 16 a ejecutar. Sin concluir ninguno, fueron trasladados para enfrentar las obras después del tornado que azotó La Habana, cuestión que esas familias entendieron perfectamente.
Pero ya ha pasado el tiempo, y aún no se han concluido los dos primeros apartamentos. Y los otros 14, sin iniciar aún su adaptación, presentan filtraciones y graves problemas en la cubierta del local. Charles cuenta que fueron a la empresa antes mencionada a solicitar una entrevista con el director de la misma y no estaba. Los atendieron en el Departamento de Atención a la Población, y recibieron su escrito con las quejas.
Sin respuesta, al mes volvieron, y sí hablaron con el director, Vladimir Blanco Peñate, quien les informó que cuando terminaran la reparación de la heladería Coppelia, volverían a la obra, pero estaban carentes de personal.
Los necesitados le propusieron que les entregaran los materiales. Estaban dispuestos a asumir la construcción de las viviendas con esfuerzo propio. Les dijo que era una idea razonable, que le dieran tiempo para analizar la propuesta.
Transcurrido un tiempo prudencial, volvieron por la respuesta, y Blanco estaba enfermo. Les orientaron dirigirse a la Dirección Municipal de la Vivienda, y ver allí a Vidal Cueto, inversionista y jefe de obras nuevas allí, quien estuvo de acuerdo en entregarles los materiales para que construyeran los apartamentos, y dijo que se reuniría con el director de la ECAL y la técnica de la brigada, para analizar el caso.
Cuando regesaron el día indicado para responderles, supieron que ya Vidal no ocupaba su responsabilidad, y hablaron con la compañera Andrea, a la que le hicieron el recuento de la historia. Ella solicitó un voto de confianza.
Pasaron los días, y sin respuesta, se dirigieron al subdirector Airán, quien envió al técnico Jiménez, para realizar un levantamiento de todas las necesidades. Este último redactó el informe y lo entregó a Airán, quien les dijo que no podía darles una respuesta, pues todos los recursos estaban destinados para los damnificados del tornado.
«Los vecinos de la antigua lavandería de 8va. entre Tejar y Pocito, entregada por la Revolución para la construcción de 16 apartamentos y resolver la crítica situación de igual cantidad de familias, nos sentimos frustrados y engañados», afirma.
Y agrega que «el tornado de mentiras y falsas promesas mantiene viviendo en condiciones deplorables a todos los vecinos. Y nos preguntamos cómo es posible que sigan ocurriendo hechos como estos en nuestro país», concluye Charles.