Acuse de recibo
El pasado 17 de mayo, y desde la ciudad de Guantánamo, Adolfo Ernesto Claxton contaba aquí que en el parterre o jardín de su vivienda se había creado un enorme hueco de más de dos metros de hondura, al parecer provocado por la rotura del brazo de una acometida que vierte los desechos albañales, la cual estaba socavando la acera y había ocasionado varios accidentes por caídas de ancianos y niños.
El asunto había sido reportado a fines de enero del actual año a Acueducto y Alcantarillado, que envió una brigada de operarios en marzo. Estos alegaron que, como no había agua en la zona, nada se podía hacer. Y nunca más volvieron. Precisaba Adolfo que también el Gobierno municipal había sido impuesto del problema hacía cuatro meses, por el delegado de la circunscripción.
«El problema se acrecienta —planteaba—, pues la vivienda se encuentra en una zona baja, con antecedentes de constantes inundaciones por las lluvias y recurrentes obstrucciones de las acometidas con aguas putrefactas por varios días, las que han causado malestar y daños a la salud de los vecinos de la cuadra».
Al respecto, ayer llegó a nuestra Redacción la respuesta de Edilson Delgado, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado Guantánamo, nada más y nada menos que fechada ¡el 21 de mayo!
La misiva informa que se constituyó un grupo de trabajo, encabezado por el Director adjunto de la entidad, el cual contactó con Adolfo y su esposa. Estos explicaron en la entrevista que la tierra en la acera fue cayéndose, lo que creó un hoyo que se profundizó, y por el cual pasaban varias tuberías.
Los afectados reiteraron que los dos compañeros que les visitaron dijeron que iban a esperar que llegara el agua. Y no volvieron más. Pero plantearon que no recordaban quiénes eran.
Precisa Edison que se hizo un análisis con el jefe de la zona sur de la ciudad y la brigada de construcción de esa área. Se les hizo un señalamiento y se les manifestó que tales asuntos no se deben descuidar, ya que promueven críticas y quejas. Que no se deben hacer promesas y luego incumplirlas.
Añade que el jefe de Mantenimiento de la UEB Acueducto y Alcantarillado Guantánamo, de conjunto con la brigada de construcción de la zona, se personaron allí el 17 de mayo para conocer exactamente las causas del derrumbe y valorar los trabajos que se debían realizar con el objetivo de acometer las acciones necesarias y reconstruir el área.
«Al revisar en detalle la situación creada, y después de profundizar casi dos metros, se procedió a restablecer el brazo de la tubería de desagüe de la vivienda que estaba deteriorado. Se cambiaron los tubos de la conexión, y se procedió a destupir el resto de las tuberías. Una vez ejecutado el trabajo, y con ayuda de la motovolqueta, se rellenó el hueco, quedó restablecido el servicio y rellena toda el área afectada. La queja se encuentra solucionada y con razón», concluye.
Me resisto a agradecer esta respuesta, como hago habitualmente. Y los lectores de seguro comprenderán las razones de mi negativa.
En primer lugar, el problema había sido reportado por Adolfo a fines de enero de 2019 a Acueducto y Alcantarillado, que envió una brigada en marzo, y nunca más volvió. Y el Gobierno municipal, que había sido impuesto del asunto por el delegado de la circunscripción, desde enero también, no ha dicho ni esta boca es mía, ni evidentemente se preocupó ni compulsó por la solución.
Volviendo a Acueducto y Alcantarillado, la brigada no volvió. Y fue a raíz de la publicación de la queja de Edilson, que se creó el grupo de trabajo, el cual se entrevistó con los afectados. Y ese mismo día 17 fue que aparecieron para estudiar el asunto y hacer los trabajos que nunca habían hecho en todo ese tiempo. El problema de meses se resolvió inmediatamente.
Para colmo, no solo fueron morosos e irresponsables para atender el caso (recuerde que no volvieron jamás hasta que se evidenció por la publicación aquí); sino que la carta de respuesta, fechada el 21 de mayo, fue enviada a nuestra Redacción este 11 de septiembre.
Ante tanta desatención comprobada (recuerde que no regresaron), y como los afectados no podían identificar a los operarios, sencillamente se hizo un análisis crítico con el jefe de la zona sur y la brigada. Y se les hizo un «señalamiento». Así, con tanta mano suave, no se avanza. ¿Qué dirán Adolfo y su esposa?