Acuse de recibo
Mucho antes de que el Parlamento cubano aprobara la nueva Ley de los Símbolos Nacionales, allá en el número 10 de la calle José Mayedo, en el reparto Buenavista de la ciudad de Las Tunas, María Emilia Rodríguez vivía preocupada por el uso inadecuado que se le da a la bandera nacional, muchas veces por ignorancia y falta de información.
Afirma ella que, al margen de los nuevos aspectos incorporados en esa sagrada Ley, siempre ha habido normas para el uso del pabellón nacional que no han variado.
La Bandera Nacional se coloca de forma horizontal en una ceremonia, el triángulo debe quedar a la izquierda del observador y la punta superior de la estrella dirigida hacia arriba; si se sitúa verticalmente, la base del triángulo aparece siempre hacia arriba, y por tanto la punta superior de la estrella hacia la derecha del observador.
Precisa que, acorde con estrictas reglas, la bandera nacional no acompaña otro símbolo. Es acompañada. Por tanto, debe situarse siempre a la derecha (nuestra izquierda vista de frente).
«Veo con desagrado, dice, cuando deportistas cubanos pasean nuestra bandera por las pistas o lugares donde compiten y ganan y no tienen el cuidado de hacerlo correctamente, y tampoco la indicación de los directivos; incluso de periodistas, camarógrafos y fotógrafos. Sin embargo, se ve a deportistas de otros países que primero miran la suya, y se la colocan como es debido».
María Emilia considera que sobre los símbolos patrios han existido lagunas en la educación cívica desde los primeros grados de escolaridad. Y piensa que en el venidero curso escolar, y para siempre, debería aprovecharse el influjo de la nueva Ley para cultivar y exigir la preocupación y el respeto por esos talismanes sagrados de Cuba.
«Los medios de prensa deberían divulgar las formas correctas de colocar la bandera en todos sus usos», señala, y agrega: «He leído en estos días distintos aspectos sobre la forma de tributar respeto a la bandera y su uso, pero ninguno habla de cómo izarla, arriarla o situarla. He pedido que si no es divulgable públicamente, al menos que se le haga saber a todo el que tenga que ver con ese tema, la necesidad de respetar y venerar, de forma adecuada, nuestra enseña nacional».
Me uno al clamor de María Emilia. Y digo más: urge editar y difundir masivamente la Ley de Símbolos Nacionales. Y junto a las reglamentaciones contenidas en ella, hay que reverdecer todos los días desde la familia y la escuela, sin formalismos ni prácticas mecanicistas y frías —sí con el corazón y la emoción—, el amor y el respeto por los símbolos de nuestra querida Cuba: la bandera, el escudo y el Himno Nacional.
Lázaro Eddy López Santos, vecino de calle 34 No. 5506, entre 55 y Línea, Güines, Mayabeque, es socio de la Unidad Básica de Producción Cooperativa Julio Rodríguez Abreu, la cual concluyó en mayo sus cortes de la zafra azucarera 2018-2019. Y hasta la fecha no les han pagado todo el dinero.
«Hemos hecho reclamaciones económicas a la Empresa Azucarera de Mayabeque, la que nos da como respuesta que no hay dinero y hay que esperar, señala. Pero la paciencia se agota cuando septiembre se acerca y los trabajadores tienen que comprar zapatos, mochilas y otras cosas para el nuevo curso escolar.
«Eso, sin contar que muchos en estas vacaciones no han podido sacar a sus hijos y nietos a disfrutar del verano, porque no han cobrado las utilidades que con tanto trabajo y sacrificio se ganaron. ¿Hasta cuándo esperaremos por el dinero de una caña que ya se vendió hace más de tres meses? Este no es el único caso en Mayabeque. Casi todas las unidades están en la misma situación, y la bola pica y se extiende. Ya casi tenemos la otra zafra a la puerta. Necesitamos respuesta más arriba, ya que la Empresa Azucarera de Mayabeque se mantiene con la misma respuesta: no tienen dinero».