Acuse de recibo
Como «un caso que merece ayuda» califiqué el pasado 18 de mayo el de Sara Liset García Parra, una mujer que vive sola en pleno campo en Tasajera, San Andrés, provincia de Holguín; es impedida física de nacimiento y presenta una hemiplejia parcial derecha.
En su carta, Sara contaba que recibe una pensión muy baja; y su casa, bohío de guano y tabla, fue afectada en 2008 por el ciclón Ike. Con los recursos que le dieron entonces pudo hacerle algunos arreglos. Pero desde 2010 solicitaba un subsidio para restaurar definitivamente su humilde morada y vivir con las mínimas condiciones.
Refería que la casa está en un terreno particular, herencia de su fallecida madre; pero ella no tiene propiedad de la misma, pues estaba a nombre del tío, fallecido también, cuya familia no quiere sacar la propiedad.
Sara confesaba que tocó muchas puertas y la mandaban de un lado a otro, como si su caso no fuera excepcional, digno de ser atendido con el corazón. «Le escribo a usted para ver si finalmente existen ojos y oídos receptivos», manifestaba. Y acompañó su carta con una foto de la casa: un triste y desvencijado bohío que no admite esperas.
Al respecto, responde el ingeniero Orlando García González, director provincial de Planificación Física en Holguín, que Sara fue visitada el pasado 4 de junio, y se comprobó lo precario de su vivienda, que vive sola y es impedida física, asociada a la Aclifim.
Se le explicó, precisa, que con la puesta en vigor del Acuerdo 8574 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, su caso clasifica para la legalización de la vivienda, pues este es asunto diferente al de la adjudicación de las tierras, pues lleva más de 30 años en el lugar. Y se le orientó los trámites a seguir, al tiempo que se le prometió darle a su caso el seguimiento y la propiedad que amerita.
El pasado 12 de abril, reflejé, por la carta de María Elena Fall Suárez, la preocupación de 12 trabajadoras por cuenta propia de la ciudad de Camaguey, en la actividad Asistente para la atención educativa y de cuidado de niños.
La inquietud de ellas era con respecto a la Resolución 179/2018 del Ministerio de Salud Pública (Minsap), sobre los requisitos para obtener la licencia sanitaria en esa actividad. La Resolución, decían, indica que los aparatos sanitarios que se usen para niños deben ser de superficie lisa e impermeable, libres de rajaduras y defectos, sin salideros; en buenas condiciones de higiene y acorde con su estatura. Y, al menos, uno por cada 15 de ellos.
Eso, señalaban, deja fuera la posibilidad de utilizar los orinales tradicionales. Y los inspectores sanitarios que las atienden les confirmaron que deben tener tales tazas sanitarias para que se les otorgue la licencia sanitaria.
«Si es así, referían, ¿dónde se pueden adquirir? Hemos indagado en algunas tiendas de Camagüey que se dedican a vender este tipo de artículos y nos dicen que no ha habido en los últimos años. ¿Qué pasará con nuestra actividad?, ¿será que solo podrán continuar en la misma quienes logren importar los aparatos sanitarios? ¿Por qué no mantener los orinalitos si siempre se han usado y nunca hubo dificultades con su higiene?
«Hemos cumplido la exigencia de hacernos los análisis correspondientes, al igual que los niños que cuidamos; e incluso nuestros familiares. De higiene, no escatimamos las medidas a nuestro alcance… Aun así, no todas tenemos la posibilidad de poner un mueble sanitario más en el baño debido a la capacidad de este. Somos trabajadoras con más de diez años en esta actividad, casi en edad de jubilación. Y ahora nos encontramos en esta disyuntiva. Por favor, necesitamos una respuesta por parte de las autoridades competentes…», concluían.
Responde Marta Adán Hernández, directora provincial de Trabajo y Seguridad Social en Camagüey, que, ciertamente la Resolución 179/2018 del Minsap recoge, entre los requisitos para la Licencia Sanitaria en esa actividad, el de la taza sanitaria.
Afirma que el asunto se analizó en el Grupo Multidisciplinario de Atención al Trabajo por Cuenta Propia. Y se acordó que Salud consultara qué otra opción se podría dar al no existir en el mercado aparatos sanitarios acordes con las estatura de los niños.
Por ello, previa consulta con el Minsap, se acordó que utilizaran como alternativa los orinalitos para cada uno de los niños; y ellas pueden seguir ejerciendo la actividad.