Acuse de recibo
Cansados de esperar por que se cumplan las promesas que les hicieron hace nueve años, me escriben desde el Distrito Rafael Izquierdo, en el municipio tunero de Puerto Padre, los doctores Geanne Velázquez Santiesteban, Raúl Celorrio Fernández, Maricela Grass Santiesteban, Lisabeta Martínez Área y Alejandro Ramírez Batista.
Refieren que a 36 galenos de la localidad, quienes cumplieron misión de colaboración en Venezuela, se les asignaron igual cantidad de apartamentos, pero dicha obra constructiva no ha sido concluida en su integralidad, como se deben hacer las cosas hasta el final.
Después del huracán Ike, afirman, la brigada encargada de la obra les solicitó que ocuparan las viviendas tal como estaban, para evitar que fueran dañadas o habitadas ilegalmente por otras personas, como había sucedido con otros apartamentos. Y prometieron que durante la marcha se cumplirían los diferentes proyectos que faltaban por ejecutar, como jardines, alumbrado público, parqueo y parque.
Como si fuera poco, la deuda incluye problemas de filtración, pintura, plomería, entre otros, sin dejar de mencionar que el entorno de los edificios es propicio para el libre pasto del ganado, lo cual deteriora las condiciones higiénicas y estéticas de los inmuebles.
«Al ver que después del paso del ciclón nunca más realizaron una acción constructiva, dicen, empezamos a reunirnos con los diferentes factores del municipio y de la provincia. Y tampoco hubo solución».
Señalan que la brigada de marras —la cual no identifican por su nombre y entidad— continúa ejecutando obras de ese plan en otros lugares del municipio y la provincia.
«Pero estas han quedado en el olvido, afirman, sin ser nosotros solo los afectados, sino también el propio Estado cubano, que ha dejado de recoger el valor de cada vivienda, que es de 2 095 CUC. Eso, multiplicado por 36, es un total 75 420 CUC.
«La disposición de todos nosotros es pagar en cuanto la obra tenga la calidad que requiere. ¿Cuánto podría hacer nuestro Estado con ese dinero que no ha podido recoger por indolentes que dejaron una obra sin terminar? Todos los años se nos dice que va a salir en el presupuesto del nuevo año. Hace unos nueve años que esperamos por esto y nada».
Tal problema, aseguran, es conocido por los gobiernos municipal y provincial. «Hemos agotado todos los recursos de reclamación por lo cual hemos decidido escribirle a usted y mandar evidencias, para que se vea cómo se nos hace presión por parte de Vivienda para que paguemos en CUC algo que no tiene calidad alguna», concluyen los doctores.
La penosa situación que enfrentan los moradores del edificio sito en Lamparilla 64, entre San Ignacio y Mercaderes, en La Habana Vieja, es denunciada en su carta por el presidente del Consejo de Vecinos de ese inmueble, Charles Cárdenas.
Cuenta el remitente que a dicho edificio, el cual ha sido mostrado como de referencia, y como un logro de Inversiones de la Oficina del Historiador de la Ciudad y de Puerto Carenas, le dieron el habitable en diciembre de 2018, sin estar concluido.
El inmueble aún no tiene los servicios básicos para vivir, como agua y gas manufacturado para cocinar, por lo cual las facturas eléctricas de los inquilinos se han disparado.
«No tenemos agua si no es a través de pipas, ya que la entrada que hizo Aguas de La Habana por la calle Lamparilla está mal ejecutada y casi no entra agua (eso no tiene que ver con las afectaciones que tiene el municipio).
«Y hay filtraciones en los apartamentos; en los pasillos los fragmentos de pladur que pusieron están echándose a perder por las filtraciones. Hay tupiciones en todos los baños de los apartamentos y en los patios. No hay rejas en la puerta de entrada, y la respuesta es que no hay hierro para hacerla. La escalera no tiene pasamanos, lo que ha traído como consecuencia que algunos vecinos de edad avanzada se han caído. Y nadie da respuesta de situación tan crítica», concluye Charles.