Acuse de recibo
René Guerra (calle B Nro. 31, entre Marcial Gómez y Abraham Delgado, Ciego de Ávila) denuncia que hace más de un año que se presentaron tupiciones en las cañerías del drenaje de alcantarillado, lo que ha provocado salideros de aguas albañales en esa cuadra.
Tanta era la magnitud del fenómeno, precisa, que en abril pasado, cuando se activaba el servicio de agua, brotaban las albañales por las tuberías de la potable.
Se informó al consultorio del médico de la familia, agrega, y a Higiene Municipal. Fueron, tomaron muestras y las llevaron al laboratorio. El resultado arrojó existencia de heces fecales y bacterias en las aguas.
Y desde entonces, refiere, los vecinos de la cuadra se han visto obligados a cargar el agua para beber y cocinar a la distancia de más de una cuadra.
El pasado 5 de mayo fue una brigada y picó la calle y la acera frente a la casa de René. Puso unas mangueras, y sus integrantes aseguraron que ya todo estaba arreglado. Y por la tarde llegó un camión con material rocoso para tapar el hueco.
Pero como ese día no venía el agua, René no permitió que echaran el relleno, pues hasta que no pusieran el agua de nuevo, no se sabría si el problema se había solucionado.
Entonces, la brigada vació el material en medio de la calle. Y al día siguiente, cuando vino el agua, todo se complicó. Ahora ese hueco, frente a la puerta de la casa de René, está lleno de aguas albañales, las cuales brotan las 24 horas del día hacia la calle y corren por todo el barrio.
Afirma el remitente que varios vecinos han hecho gestiones con Higiene, Acueducto Municipal y Provincial, el Gobierno Municipal. Han ido allí en varias ocasiones, pero no se vislumbra solución alguna.
Amelia Nieves Herbon (calle General Marrero 1132, entre Bayamo y Máximo Gómez, Banes, provincia de Holguín) es una señora de 78 años que vive con su hija y dos nietas menores, de cinco y 11 años. Y no tiene quién la defienda y proteja de las aguas albañales.
Refiere la remitente que el patio de tierra de su vivienda se encuentra a un nivel más bajo que el colindante. Y desde hace tiempo las lluvias arrastran aguas albañales, por roturas en las tuberías del alcantarillado.
El 15 de octubre de 2015 Amelia acudió al técnico de Higiene del policlínico, el cual se personó el 29 de ese mes y comprobó la rotura, al tiempo que le orientó que debía tramitarlo con Vivienda.
El 2 de noviembre comunicó el problema a la directora municipal de Salud. Y el 28 de ese mes la visitó una autoridad de Higiene, quien le confirmó que existía la rotura. Y esa misma persona le comunicó el 23 de diciembre que con las medidas aplicadas se mejoraría el asunto, y solo quedaba un vertimiento.
Pero como la situación persistía, y porque nunca después se le informó al respecto, Amelia escribió al Gobierno Municipal el 6 de abril de 2016.
«Ha pasado el tiempo, insiste, y solamente he recibido silencio. Es incomprensible para mí, que a toda hora veo los esfuerzos y exigencias que se hacen en el país para eliminar todo lo que pueda convertirse en foco de enfermedades», concluye.
Yamela Aleyda Pupo Mora (calle Cervantes 234, entre Aricochea y Cables, Holguín) denuncia que los vecinos de la vivienda colindante, el pasado 2 de septiembre, se conectaron a la salida de su tubo del alcantarillado.
Para realizar esa acción, señala, rompieron un pedazo de la pared de su fachada, el tubo de desagüe y el del alcantarillado de su casa.
Y ante el reclamo de Yamela, los vecinos manifestaron que el técnico de Saneamiento, que pertenece a la empresa de Acueducto y Alcantarillado (a la cual ella había entregado carta anticipando esa situación y que todavía no responde), los había autorizado a realizarlo.
Yamela pregunta si un especialista de esa entidad puede autorizar semejante indisciplina, que va en contra de todo lo estipulado por ese organismo, máxime cuando las redes de su casa son antiquísimas y cada vivienda debe tener su conexión al alcantarillado.
«¿Es suficiente y legal que por quedar mi salida cercana a su casa tengan derecho a romper mis predios?», cuestiona la remitente.