Acuse de recibo
La recuperación de materias primas, una actividad tan noble y necesaria para la economía nacional, no debería nunca realizarse obviando el respeto a las normas de convivencia, ni provocando molestias a los vecinos circundantes.
José Luis Pierre Frómeta denuncia, desde el Edificio 14, entre Yara y Mariel, en el reparto capitalino Víbora Park, el tormento en que se ha convertido para los residentes de ese inmueble el establecimiento de Recuperación de Materias Primas que, frente a ellos, compra y recolecta materias primas reciclables como plásticos, vidrio, cartón, aluminio e hierro.
En el caso de este último material, subraya, camiones de volteo y tractores con carretas lo arrojan estrepitosamente en plena calle a cualquier hora del día y la noche, con la consiguiente perturbación para la paz y tranquilidad de los vecinos.
Lo otro es que los recolectores que van allí a vender sus cargas se asientan en las escaleras del edificio residencial, escandalizan y profieren malas palabras, y hacen allí hasta sus propias necesidades fisiológicas.
A consecuencia de ello, recalca, los vecinos tuvieron que adoptar medidas para protegerse, como enrejar las escaleras. Pero ni así es suficiente, enfatiza.
Aclara José Luis que una actividad tan útil como la recuperación de materias primas debe hacerse organizadamente dentro del establecimiento, y en días y horarios específicos para llevar cada tipo de materia prima, de manera que no estén tirados en la calle y la acera, obstaculizando el paso.
Al final, señala, aquello se ha convertido en un tiradero de basura, pues luego de que los concurrentes venden sus materiales al establecimiento, lo que no clasifica lo dejan tirado en plena acera y en plena vía.
Lo que no especifica en su carta José Luis es si los propios vecinos han hecho gestiones al respecto con el propio establecimiento o en otras instancias. Pero urge una solución a tal impacto en la comunidad. Ninguna institución, persona jurídica o natural tiene derecho a operar económicamente dañando el medio ambiente y la paz del prójimo.
Paralizado el camión que maneja
Reynaldo Hidalgo Viltre, residente en Calle O sin número, en el reparto La Flora de la localidad holguinera de Báguanos, y chofer de la UEB Tranzmec López Peña, subordinada al Grupo Azcuba, denuncia en su carta decisiones superiores que le están afectando económicamente hace cinco meses, sin solución a sus reclamos en diferentes instancias. Cuenta que en marzo de 2015, por decisión de Tranzmec, le fue cambiado el motor al camión que él conduce, marca Kamaz-6520, de nueva tecnología.
Y luego del cambio del motor, Reynaldo trabajó con el vehículo, sin la documentación correspondiente (licencia operativa y Somatón) en la terminación de la zafra azucarera, con el conocimiento pleno de los diferentes niveles de dirección de Tranzmec.
Y en mayo pasado, el vehículo fue parqueado en la UEB, por lo cual desde entonces Reynaldo no ha percibido salario alguno, teniendo familia que mantener y compromisos de pago por créditos bancarios y seguro de vida.
«No entiendo las razones, apunta, por las cuales se parquea mi vehículo, cuando por tres zafras consecutivas he obtenido la categoría de chofer millonario en el tiro de caña, y en esta última zafra, fui el único de la UEB que obtuvo esa condición». Seguidamente, argumenta que en estos cinco meses, a consecuencia de la paralización del camión, se ha dejado de ingresar a la UEB una cuantía ascendente a 84 000 CUP.
Reynaldo no lo explica, pero de seguro la paralización del camión tendría que ver con la necesaria documentación y legalización de los cambios realizados al mismo. La pregunta sería: ¿Por qué una modificación tecnológica implica tanto tiempo de inhabilitación del equipo? ¿Dónde se traban las vías expeditas, en Tranzmec o en el Registro de Vehículos?