Acuse de recibo
El pasado 9 de noviembre, desde la localidad holguinera de Mayarí, el lector Julio Rodríguez Nápoles se cuestionaba aquí el porqué en su municipio no se aplicaba la rebaja del precio de la pasta dental de producción nacional —de 8 a 6 CUP—, establecida por el Ministerio del Comercio Interior (Mincin).
Y, posteriormente, otros lectores de diversos sitios del país, incluida la capital, se preguntaban por qué tampoco encontraban en las tiendas la pasta dental a 6 CUP.
Al respecto, responde la viceministra de Comercio Interior, Bárbara Acosta Machín, que la Resolución Ministerial 149/2012 de ese organismo lo que autoriza es la modificación del precio de venta minorista para los productos que estén próximos a su vencimiento.
Aclara Bárbara que «esa norma jurídica se aplica en las provincias que cuentan con inventarios de productos que posean esas características».
Y precisa que el director comercial del Grupo Empresarial de Comercio en la provincia de Holguín certificó no haber aplicado lo dispuesto en la citada Resolución Ministerial, por no contar en sus inventarios con pasta dental próxima a su vencimiento. Por ello, la que se está ofertando en la red minorista de Mayarí se comercializa a 8 CUP la unidad.
Agradezco el esclarecimiento hecho por la Viceministra, y abogo por que se divulgue con más ahínco la resolución Ministerial 149/2012, de manera que los consumidores puedan exigir por su cumplimiento.
Lo otro es la obligación de los productores y comercializadores de consignar la fecha de vencimiento de cada producto. Unas veces ni aparece en el envase, y en otras está, pero bastante borrosa y confusa, de manera muy rudimentaria.
El derecho a respirar
Aleyda Pupo Mora (Cervantes 234, Holguín) cuenta que en abril de 2009 se prohibieron las labores a un taller de reparación de motores, en un garaje colindante con las habitaciones de su vivienda.
Un equipo de expertos de Salud Pública determinó que ese local no podía tener la licencia sanitaria para tales labores, por el efecto contaminante de los gases y sustancias tóxicas que expele, con daños considerables a la salud de esa familia y al medio ambiente.
«Luego de tres años —enfatiza— la situación se mantiene. Desde el 7 de agosto de este año formulé la queja en Atención a la Población de Higiene y Epidemiología Provincial, y todavía no tengo respuesta. Al policlínico Manuel Díaz Legrá presenté de nuevo la queja. Se personaron en una ocasión y nada solucionaron.
«He preguntado dónde está el expediente con el dictamen. Y no aparece. ¿Hasta dónde y cuándo tendré que esperar? ¿Hasta que nuestros pulmones colapsen?».
El cine Erie estaba «sombrío y callado», como muchas salas de proyecciones de barrio. Y cuenta Esmeralda Novelo (calle 22 No. 95, entre E y F, Lawton, La Habana) que hace unos 18 meses, un hombre carismático y culto, a quien le dicen Lacho, se propuso llenarlo de vida, aunque algunos calmosos rutinarios desconfiaran de él.
Hoy la comunidad se regocija con el proyecto comunitario-social de la academia Caribbean Dance, en el cual se imparten clases de baile, guitarra, percusión, además de ofrecer espectáculos artísticos y humorísticos para los vecinos.
Lo más hermoso de esta «revolución» en el olvidado Erie es que Lacho organizó una campaña de donación de sangre, y logró 29 bolsas del vital líquido. Se agotaron las bolsas proyectadas con Salud Pública, y más donantes se quedaron sin dar su sangre.
Revela Esmeralda que Lacho organizó el pasado 17 de noviembre una pequeña función de circo para los pequeños y otras actividades, siempre con propósitos altruistas y humanitarios.
«Sé que como Lacho, muchos artistas cubanos han dado su aporte. Otros son personas anónimas. Y es un hermoso gesto digno de seguir. Solo me resta decir que Dios los bendiga a todos, y que esos pequeñitos encuentren la paz y la salud que necesitan», concluye Esmeralda.
Bendita también la iniciativa ciudadana.