Acuse de recibo
El 20 de febrero reseñé la queja de Carlos Viciedo y Mirta Aragón, sobre agonías con los ascensores del edificio residencial Retiro Médico, de 23 pisos, en N esquina a 23, en el Vedado habanero: planteaban que de los dos elevadores, uno lleva 21 años sin funcionar y el otro hacía 20 días que se detuvo. Y cuestionaban, en nombre del resto de los vecinos, que, con tantos años de espera, el Retiro Médico no se priorizara como otros edificios altos de la ciudad.
Al respecto, responde Orlando Feyt, director general de UNISA, empresa que en la ciudad da mantenimiento y reparación a esos equipos. Y explica que los dos elevadores del inmueble están instalados allí desde 1956.
«Nuestra empresa —dice— ha mantenido un ascensor funcionando por esfuerzo de sus trabajadores y la inventiva del movimiento de la ANIR (Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores), pues no existen partes y piezas de repuesto para esos equipos. La última reparación mediana fue con piezas del que está en baja técnica hace 21 años, para mantener el otro funcionando, hasta que se aprobara un financiamiento para sustituir los mismos».
Aclara que UNISA sí priorizó el Retiro Médico, cuando en 2007 se recibió un crédito gubernamental ruso para instalar nuevos equipos en edificios altos. Pero el Grupo Nacional de Ascensores no aprobó la sustitución en N y 23 por las peculiaridades del edificio, las cuales no permiten que el ascensor realice la primera parada hasta el piso 7. Ello, en caso de emergencia, imposibilitaría el rescate de quienes viajen en él. Además, el fabricante ruso KMZ no produce ascensores con capacidad para más de mil kilogramos, ni sistemas de rescate con las características específicas que requiere este caso. Tampoco en 2010, con un nuevo crédito ruso y otro fabricante (SHERVINKA), el Retiro Médico pudo ser incluido por razones similares.
Cuenta que desde el 2 de febrero pasado se paralizó el elevador que funcionaba. Después de desarmar la máquina y ser revisada por el Grupo Nacional de Ascensores, se dictaminó que era malo su estado técnico, y también del rodamiento, el eje y los cables de tracción.
UNISA y vecinos buscaron variantes para adquirir el rodamiento, mejorar el eje y comprar los cables de tracción. Estos últimos se resolvieron, y se autorizó su compra a ECOMETAL. No se halló en Cuba empresa que reparase el eje y emitiera la certificación de calidad para la explotación.
«Teniendo en cuenta que se dilataría la solución definitiva y adecuada (sustitución de los ascensores por nuevos), se reúnen en el edificio por segunda vez el 24 de mayo pasado el Grupo Nacional de Ascensores y sus expertos. Y deciden mantener el equipo funcionando bajo condiciones especiales: a baja velocidad, con el 50 por ciento de la carga máxima y bajo supervisión permanente del personal especializado de UNISA, con horarios limitados». Eso, aclara, hasta que pueda instalarse el nuevo ascensor con los requerimientos para el edificio, a partir de financiamiento autorizado para su compra, que será ejecutado por COPEXTEL. El 30 de mayo pasado, agrega, UNISA se reunió con el Consejo de Vecinos y le comunicó dicha solución, que ha permitido el funcionamiento del equipo.
Refiere Feyt que UNISA atiende 830 ascensores; de ellos 478 de Vivienda y 352 de otros organismos, en la capital, Varadero, Camagüey, Las Tunas y Santiago de Cuba, a pesar de ser una empresa provincial.
En mayo de 2009 se terminaron de montar los primeros 83 ascensores en edificios de vivienda, amparados en el crédito gubernamental ruso: 81 en La Habana y dos en Las Tunas.
El servicio de posventa, puntualiza, se realiza en cada unidad territorial, y está a cargo del mecánico de servicio, que atiende el mantenimiento y las interrupciones las 24 horas del día, con transporte y medios de comunicación que permiten la rapidez. Además, existe un control diario de las interrupciones que se producen a través del Puesto de Mando, para dar seguimiento a los nuevos equipos instalados.
UNISA recibió en diciembre de 2010 otros 115 ascensores, correspondientes a la segunda etapa del crédito ruso. Y de ellos ya se instalaron los primeros 32 equipos en la capital. Ahora se ha iniciado el proceso de instalación de otros 26 en La Habana, al tiempo que la Isla de la Juventud contará con cuatro; y Santiago de Cuba, Guantánamo y Bayamo, con dos respectivamente.