Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Pagando los platos rotos…

Algunos ciudadanos sufren las chapucerías y el mal trabajo de otros, y para colmo deben sentarse a esperar —sin que en ocasiones se sepa hasta cuándo— para que le restituyan sus derechos, casi como un favor. Hay que tener una dosis de paciencia…

Mirella Aguilera (Calle 55 No. 9, entre Juanito Mora y Calle 46, Puerto Padre, Las Tunas) relata que el 27 de febrero pasado, a las 2:30 p.m., se cortó el fluido eléctrico en su cuadra, por problemas del transformador y fue reportado a la Empresa Eléctrica.

A las 8:00 p.m. apareció el carro con los operarios, quienes —asegura la señora— manifestaron de muy mala forma que estaban cansados de lo mismo con el transformador.

Al restituir el servicio, colocaron mayor voltaje en la línea, lo que provocó que en varias casas a la redonda colapsaran lámparas, bombillos, y equipos como televisores y DVD. A Mirella se le quemaron tres lámparas, el televisor y una grabadora.

Se reportó el nuevo contratiempo al Despacho Eléctrico, y una hora después se presentó otra brigada, que interrumpió el fluido, reparó lo hecho anteriormente con el mismo transformador, y comprobó que habían errado utilizando mayor voltaje en la línea, a más de las averías en los equipos.

Posteriormente, Mirella fue a la Oficina Comercial a formalizar la reclamación, recogida en el Registro 33, Expediente 37/2010. El 9 de marzo la visitaron en su hogar. Y a partir de entonces, con intervalo de una semana, Mirella fue visitando la dirección de la Empresa. Solicitó una entrevista con el Director y nunca pudo realizarse.

La funcionaria de Atención a la Población fue amable con ella, pero le dijo que «ahora la Empresa no tiene para reponer equipos»; debía esperar por un cambio previsto dentro del programa de la Revolución Energética, el cual no se sabe cuándo será.

Mirella es una señora de 68 años, viuda y con una pensión. Nunca podría reponer sus equipos por sí misma. Y se cuestiona, después de tantos maltratos y chapucerías, que esa sea la respuesta y tenga que esperar quién sabe cuánto. Si el cliente tiene obligaciones con la Empresa y ha de observarlas a tiempo, so pena de medidas terminantes, ¿por qué ella debe pasar por esa situación y permanecer además en la incertidumbre? No está bien.

Software sin datos previos

Cuando las transformaciones que se generan en un sector u otro no van acompañadas de la coherente política de comunicación, suceden cosas como las que narra en su carta Yasmani Rodríguez Borrego (calle 43 No. 10, el Hato, Niquero, Granma). El joven, técnico en Informática desde 2008, se presentó el curso pasado a las pruebas de ingreso para la Educación Superior.

Tras dos años laborando en la secundaria básica Nené López López, Yasmani pretendía seguir superándose, pues tiene clara la importancia del conocimiento en su vida.

Como fue uno de los aprobados en los exámenes, se le otorgó en la provincia la carrera de Informática, en correspondencia con su perfil y actual ocupación.

«Luego de un tiempo de espera y de múltiples gestiones para saber qué hacer, me orientan en la sede pedagógica de Niquero presentarme a la Universidad de Ciencias Pedagógicas Blas Roca Calderío, de Manzanillo. Allí se me comunica por parte de la secretaria... que “solamente estaban aprobados cinco estudiantes del Curso por Encuentro (CPT) y que tiene la indicación de no matricular la carrera de Informática por no existir la cantidad de estudiantes necesaria para conformar un grupo (15 o más)”».

Y como es obvio, el muchacho no comprende. Conoce de las necesidades del país, de los procesos de actualización y readecuación de viejos enfoques; pero su plaza está otorgada desde finales del curso pasado, y ahora le llega como un cubo de agua fría esta noticia...

Por otra parte, también le informaron que sería el último año que abriría en esa modalidad la carrera. Lógicamente, él se halla en la más recia incertidumbre.

Podría incluso entenderse que el país opte por no abrir una especialidad si resulta irracional; pero esta posibilidad habría tenido que comunicarse antes a quienes se iban a examinar.

¿Por qué fallan las estrategias comunicacionales en asuntos tan sensibles?

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