Acuse de recibo
Hilda M. Sánchez (Ceiba Hueca, Campechuela, provincia de Granma) no comprende porqué, a consecuencia de una irresponsabilidad ajena, tiene que volver a hacer pruebas de ingreso para la carrera de Medicina, cuando arribó hasta el 5to. año de la misma.
Refiere la joven que, cursando el primer semestre del 3er. año en la Facultad de Ciencias Médicas de Manzanillo, se enfermó de hidradenitis y se ausentó varios días con certificado médico. Por entonces, se hizo un comprobatorio de Farmacología, al cual no se pudo presentar. Ya reincorporada, lo realizó, pero el profesor no llevó la nota para Secretaría. Al fin, Hilda lo aprobó en el segundo semestre.
Pero en ese primer semestre suspendió Propedéutica Médica, y en el 2do. año desaprobó Medicina Interna. Ambas asignaturas las debía examinar en tercera convocatoria en agosto de 2008, pero no pudo presentarse a consecuencia de la inesperada muerte de su abuela.
En los primeros días de septiembre de 2008 hizo ambos exámenes el mismo día. Y no firmó el acta, pues la profesora no la llevó. Pero la docente posteriormente le comunicó por teléfono que había aprobado.
Hilda comenzó su 4to. año de la carrera en su municipio de residencia, y aparecía en los listados de los estudiantes. Luego, rotó por Cirugía, Ginecobstetricia y Pediatría, y ya su nombre no aparecía en los registros ni en las actas. Pero cada profesor la incluía, y así culminó el cuarto año.
Inició el 5to. año, y en noviembre de 2009, cuando se decide a firmar el acta en la prueba final de Otorrinolaringología, tras rotar por esa especialidad, descubre que su nombre no aparecía en la misma. Hilda fue a la Secretaría, y le comunicaron que era baja.
Entonces, la joven buscó a la profesora de Propedéutica y Medicina Interna, para ver por qué razón en 3er. año, cuando aprobó, la docente no había pasado las notas. Y la profesora le dijo que sí se recordaba de ella, «pero que no formara alboroto, que todo se iba a solucionar».
Hurgaron en los archivos de la escuela y en casa de la profesora, pero las pruebas de Hilda no aparecieron, como tampoco las de otros estudiantes que ese día se examinaron.
A todas estas, la profesora aseguraba acordarse de que la muchacha había hecho los «mundiales». Y la citó. Hilda fue con su mamá y su papá. Pero la profesora retornó de la Facultad diciendo que había visto al Vicedecano, quien había dicho que aunque aparecieran las pruebas ya la alumna era baja.
Hilda solicitó ver al Vicedecano, «pues él sabía ya lo que estaba ocurriendo, y ni siquiera nos había citado», señala ella. Los citó para cinco días después. Y el día del análisis, la profesora de marras no estaba presente; envió a otro colega, quien no sabía del caso, y llegó a decir que la alumna no se había presentado a los «mundiales». Además, «el profesor de Farmacología se presentó dudoso, diciendo que esas pruebas él las hace escritas y no orales; y aparecieron los de Historia e Inglés alegando que nunca me había presentado a clases en 4to. año, y tengo testigos de que eso no es cierto».
Señala la joven que «en la escuela nadie sabía que yo era baja —ni siquiera yo—, pues el Decano me dijo que la Facultad no está obligada a informar a nadie de que es baja. Mientras, yo hice vida normal, tenía beca, derecho al módulo de aseo personal, participaba en las actividades de la FEU y la UJC (estas organizaciones no participaron en el análisis)».
Después, se reunieron en tres ocasiones y todo fue negativo. Hilda acudió a las autoridades de la provincia con su historia, pero el pasado 12 de marzo le informaron que la única solución posible era que hiciera las pruebas de ingreso para poder reingresar en Medicina.
Hilda considera inaceptable esta salida a su caso, y solicita que se investigue a fondo la historia.