Acuse de recibo
«Una novela de suspenso». Así calificamos las angustias de los vecinos del kilómetro 14 y medio en la Vía Blanca, reparto Altura de Celimar, del capitalino municipio de La Habana del Este, publicadas aquí el 18 de abril último.
La voz de alarma procedía de Roberto Díaz Ordaz, residente en el sitio. Narraba Roberto que el deterioro había terminado por derruir la arteria principal de abastecimiento en el tramo del puente de Bacuranao. Allí se conectaban las tomas de Alamar y Guanabo; y «se decidió taponar en cada esquina del puente, quedando sin instalar un fragmento de aproximadamente 50 metros. El Acueducto de Alamar siguió abasteciendo hasta la esquina taponada, pero el Acueducto de Guanabo decidió no poner agua por la cantidad de salideros que existían».
Posteriormente se había decidido trasladar el agua en pipas. Esto fue un servicio con cierta estabilidad hasta el 2007, pero a partir de entonces los retrasos han alcanzado hasta los 14 días.
La odisea de Roberto y sus vecinos incluía a la sazón llamadas telefónicas al Acueducto de Guanabo, recibidas con tono agresivo; visitas y llamadas a la dirección de Acueducto de La Habana del Este; explicaciones del tipo: no hay combustible, cuando este debía durar para el mes completo; y hasta discusiones fuertes tras las cuales aparecían las pipas.
A propósito responde Antonio R. Lago Taño, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Este (EAAE). Afirma el directivo que en una visita a los vecinos de la localidad «se comprobó la veracidad de la falta de agua por redes; se analizaron las causas del desabastecimiento y se les explicaron las posibles soluciones técnicas, a partir de las propuestas planteadas por ellos».
Según explica Antonio, «como solución definitiva se conectará la acometida de la zona afectada desde la conductora de Tarará, ya que los trabajos realizados en la rehabilitación de la conductora Norte, la sustitución y montaje de varios equipos de bombeo en la planta potabilizadora (planta de filtros), además de la sustitución de cuatro kilómetros de tuberías entre las presas, nos permiten acometer tales instalaciones».
En el momento en que nos escribió el Director de la EAAE se revisaba el sistema para definir los puntos de conexión, lo cual debió concluir a fines del mes pasado. También debe haberse efectuado ya una segunda visita a los vecinos por parte de la comisión que evaluó con ellos el problema, para comprobar la correcta solución de este.
En cuanto a la demora de las pipas, argumenta el funcionario que las causas han sido «roturas en los medios de transporte y, en menor medida, falta de combustible al cierre del mes».
Casi al final de su misiva, Antonio R. Lago Taño refiere que «fue profundamente analizado el tema del maltrato recibido por parte del personal de la UEB de Guanabo, lo cual arrojó un cúmulo de insatisfacciones desde el año 2000. En estos momentos, este personal no labora en la entidad».
Agradezco la precisa respuesta del ejecutivo de Acueducto, que ojalá ponga fin a los pesares del agua en Altura de Celimar. Pero no puedo menos que expresar asombro y preocupación por las fisuras que denotan las últimas líneas.
¿Cómo pueden acumularse durante años insatisfacciones de la población por un servicio y solo después de publicado el problema en la prensa es que los responsables cesan en sus funciones? ¿Qué falla en la selección y control permanente de las personas que deben atender personas? ¿Y las molestias y la bilis que tragaron quienes recibieron tratos incorrectos durante este tiempo, cómo se compensan?
Prever. Esa es una de las misiones de la política. ¿Se podrá ejecutar pensando solo en clave de urgencia?
Talar el peloteo
Cada vez que se ha acercado la temporada ciclónica en los últimos cuatro años, a Elba Ronda, Miriam Ramos y Maritza Escalona, las atacan mil sobresaltos.
A estas vecinas de la calle 21, No. 5009, 5015 y 5022, entre 50 y 52, en el capitalino municipio de Playa, ya les parece mucho con demasiado la sordera institucional hacia su reclamo. Resulta que en su cuadra tienen dos grandes ocujes (uno de ellos en la foto) y un poste eléctrico inclinado con peligro de causar un accidente en cualquier momento.
«Han transcurrido cuatro rendiciones de cuentas», afirman las remitentes, midiendo con justicia el tiempo por los que deben ser los espacios mayores de democracia y gestión colectiva en una comunidad.
«Han pasado ciclones, caen gajos partidos, y los delegados, con pena, dan la respuesta que le dicen los compañeros de Comunales y la Empresa Eléctrica. En la última rendición de cuentas, en el mes de abril de 2009, participó el Presidente del Consejo Popular. Se dijeron tantas cosas (...) que a la semana vinieron los compañeros de la Empresa Eléctrica y cortaron algunos gajos, los que entendían podían afectar el tendido eléctrico. Ellos opinaban que el poste aún no era peligroso y que los propios cables ayudaban a aguantarlo. Además, en estos momentos no había postes para sustituirlo».
Elba, Miriam y Maritza nos envían un rosario de gestiones, peloteos e irresponsabilidades durante el tiempo que llevan reclamando una sierra salvadora. Baste este ejemplo:
«Antes del último ciclón (septiembre de 2008) fueron al Poder Popular de Playa. Les dijeron que si el ciclón ofrecía peligro para la ciudad, vendría “la tala de urgencia”, si no, el caso se pasaba a Comunales».