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La pensión viajera

Dicen que el hombre es el único animal que se da dos veces con la misma piedra. Pero en esta columna, con las historias que se reciclan, he llegado a pensar que ya esa sentencia es inoperante en mi Cuba de hoy, donde se reiteran ciertas inobservancias.

Recientemente, y gracias a la revelación de esta sección, quedó resuelto el caso de un jubilado de la capital, a quien le enviaron su chequera para otro municipio y no podía cobrar la pensión bien ganada. Al informar de la respuesta y la solución, me encomendé a que historias así no se repitieran... por aquello de la famosa piedra.

Qué iluso este José Alejandro... pensará José Luis Fernández Puentes, residente en calle Martí número 31, entre Primera y Segunda sur, en Cabaiguán, provincia de Sancti Spíritus. Y no le faltaría la razón, con el pedrusco inmenso que ahora se revela.

Cuenta José Luis que él cobraba su pensión en la ciudad de Cienfuegos, y, con motivo de su cambio de domicilio para Cabaiguán, hizo su solicitud de traslado de la misma para esa localidad. Pero, al presentarse en ese territorio, le comunicaron que el traslado se lo habían hecho para la ciudad de Sancti Spíritus. Habráse visto cosa igual...

No obstante, en las oficinas de Seguridad Social de Cabaiguán le atendieron y recibieron los documentos, al tiempo que le comunicaron que se harían los trámites rectificadores para que la chequera llegara a ese municipio.

En diciembre de 2007, José Luis volvió por esas dependencias en Cabaiguán, para recoger la chequera de 2008. Y nada se había hecho. «No obstante, fui bien atendido por la funcionaria Yunia, que se empeñó en ayudarme, junto a su jefe, Yoel. Después de un minucioso trabajo investigativo en todas las oficinas de Seguridad Social del país, conocieron el 29 de diciembre de 2007 que mi traslado de la chequera se había efectuado desde Sancti Spíritus para el municipio Plaza de la Revolución, en Ciudad de La Habana», señala el demandante.

Y como si fuera poco el embrollo, estas son las horas en que aún no aparece la matriz de la chequera, que partió de la capital y no arriba a Cabaiguán. El 10 de febrero, cuando me escribía, José Luis penaba así:

«Imagínese usted, yo no he cobrado aún mi jubilación en este año, y pago dos equipos electrodomésticos, por lo cual acumulo un recargo, además de que esa es mi única entrada económica».

¿Por dónde andará la chequera extraviada de José Luis? ¿Por dónde andará la sensibilidad de esas personas culpables, que, por laborar en un frente tan delicado como la Seguridad Social, debían ser un poco más responsables con la suerte de un veterano? ¿Qué medidas se toman con esos indolentes?

Desde Sagua la Grande me escribe Rogelio F. Marcelo Casado, específicamente desde la calle Martí número 80, altos, entre Calixto García y Máximo Gómez, en esa ciudad. Y no es para menos su molestia...

Cuenta Rogelio que, como parte de la Revolución Energética, a su edificio —donde residen 12 familias— le cambiaron la turbina o bomba de agua. Y la misma se pagó al contado entre todos los beneficiados.

Pues la dichosa turbina no arranca hace más de dos semanas. Y los vecinos hicieron sus gestiones en Mantenimiento de la Vivienda. Allí les dijeron que ellos «habían hecho el favor de cambiarla y cobrarla». Esa era su parte. Entonces se dirigieron al Gobierno municipal, y allí les comunicaron que «está en discusión» a qué organismo le corresponde atender el asunto. ¿Cuánto tiempo demorará la tal discusión?

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