Acuse de recibo
La difícil a situación que enfrentan los residentes en edificios altos de la capital, como consecuencia del deterioro de los ascensores, fue reflejada en esta sección el pasado 25 de mayo, con historias enviadas por los lectores.
Varios residentes del conocido edificio Palace, en la esquina vedadense de G y 25, alertaban entonces que de los dos elevadores de ese inmueble, uno era mecánico y fue dado de baja hace cuatro años. El otro es automático, trabajaba con mucha irregularidad, y había dejado de funcionar hacía ocho meses cuando me escribieron los vecinos.
Por su parte, Daisy Martínez, en nombre de los inquilinos del edificio de 12 plantas de calle E número 15808, Altahabana, municipio de Boyeros, denunciaba que hacía más de un año que los ascensores de esa edificación estaban prácticamente paralizados. Y les han manifestado que no hay piezas, o que no hay transformadores.
Orestes Mayo relataba similar situación en el nueve plantas de calle E números del 15815 al 15821.
Al respecto, responde el ingeniero Juan José Hernández Moreno, director de UNISA Ascensores (empresa de reparación y mantenimiento a estos equipos), quien señala que el sector residencial de la capital cuenta con un parque de más de 500 elevadores, cuya edad sobrepasa los 50 años, y no se cuenta con piezas de repuesto, debido a su obsoleta tecnología. «La eficacia e inmediatez en la solución de estas roturas, recalca, dependen de varios factores, pues el aseguramiento de piezas está basado en el trabajo de reparación e innovación de nuestro taller, sin ignorar posibles errores humanos, en los cuales trabajamos, y continuaremos trabajando con el mayor interés de erradicarlos».
En el caso específico del edificio Palace, Hernández corrobora que el ascensor mecánico causó baja por su deplorable estado, y el automático operó hasta inicios del presente año, cuando se dictaminó su suspensión por mal estado técnico y peligro para la vida de sus usuarios, no sin antes evaluar posibles soluciones.
«Conociendo de la gran afectación a los vecinos de ese inmueble, se gestionó la incorporación de este equipo a un grupo de ascensores que serán sustituidos en la capital, a través de financiamiento asignado al Instituto Nacional de la Vivienda por un crédito vasco, y hoy las instituciones responsables trabajan para lograr su ejecución».
En cuanto a los casos de Altahabana, precisa, los equipos son de tecnología rusa, con más de diez años de explotación, y su solución inmediata transita por la reparación, «la cual fue ofertada al propietario (Dirección Provincial de Vivienda), y hasta hoy (8 de junio) no tenemos aceptación de la misma».
Hernández aclara que, al parecer, la comunicación ha fallado, pero ellos dieron la información a los encargados de los edificios para su transmisión a los vecinos. Hernández insiste en que continuarán haciendo esfuerzos en la recuperación, adaptación y creación de piezas con medios propios; pero delimita a la vez que el papel protagónico en el aseguramiento técnico lo debe jugar el Instituto Nacional de la Vivienda, que es el propietario de esos medios.