Cartacuba. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 06:17 pm
Como en cualquier lugar de la Tierra, el censo de la biota cubana es incompleto. Y es bueno que ello ocurra. Puede que aún haya un vasto mundo esperando a que se percaten de él a través del microscopio o tal vez a simple vista. No obstante, hoy se conoce de la existencia en nuestro archipiélago de más de 30 000 especies, con un 42,7 por ciento de endemismo terrestre (ver Tabla-1).
Así lo hace saber el Anuario Estadístico de Cuba 2014 (AEC-2014) en su capítulo dedicado al medioambiente. El Anuario... es el libro de «nuestro día a día». Está a cargo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). Puede consultarse en versión digital en www.onei.cu.
Aunque hablamos de lo que se selló científicamente hace ocho meses y días atrás, en cuestiones de biodiversidad no ocurren cambios de «ahora para ahorita». Las informaciones del Anuario dedicadas al tema son de hoy mismo.
El propio libro aclara que una «parte importante de los datos utilizados (en la confección de este capítulo), se basan en estudios realizados por las diferentes instituciones (científicas), que resultan muy costosos para ejecutarlos sistemáticamente o que la variabilidad de los indicadores en plazos cortos no amerita» realizar nuevas evaluaciones.
A propósito del alto endemismo de que dispone Cuba, es decir, la situación «en la cual una especie u otro grupo taxonómico está restringido a una región geográfica», los autores del informe resaltan que este «constituye un recurso de inestimable valor para el país».
Pero ojo, aunque la diversidad biológica es «tocable», palpable, a la vista —sin o con microscopio— de lo que hablan los autores —creo— es de un valor simbólicamente intangible. Debe mirarse, pero no tocarse, excluyendo, por supuesto, el hacer científico y las faenas económicas legalmente autorizadas.
La biodiversidad cubana cada día debe cuidarse más. Es un deber de cada ciudadano, independientemente de la sólida política estatal para preservarla, como el establecimiento y desarrollo de un robusto sistema nacional de áreas protegidas.
Cuba, detalla AEC-2014, cuenta con seis reservas de la biosfera, como un reconocimiento internacional por su grado de diversidad y conservación, seis humedales declarados sitios Ramsar y dos parques nacionales designados como Patrimonio Natural de la Humanidad, entre otros resultados a mostrar.
También contribuye al desvelo por mantener y acrecentar la herencia natural del país, la perseverante política nacional de reforestación. En 1959 estábamos a punto de quedarnos sin floresta; el pasado año, sin embargo, la superficie boscosa llegaba casi a 30 por ciento (29,8 por ciento) de la superficie terrestre del archipiélago, sobrecumpliendo con creces los compromisos internacionales del país (ver Tabla-2).
Muchos éxitos, pero no nos complazcamos. De acuerdo con los táxones (es decir, señala la ONEI, «grupo taxonómico de cualquier jerarquía; grupo de organismos considerados lo suficientemente distintos de otros grupos, como para ser considerados una unidad separada») de la flora cubana, evaluados según las categorías de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en 2014 había 402 en peligro crítico y otros 399 se calificaban como en peligro (ver Tabla-3).
Las amenazas que penden sobre nuestra biodiversidad van desde las ilegalidades de individuos inescrupulosos o personas e instituciones irresponsables, hasta los incendios forestales o la contaminación, y bastante más. Estemos alertas.
El capítulo del AEC-2014 dedicado al medioambiente subraya, por ejemplo, que la carga contaminante, entendida como la «cantidad de contaminante que se encuentra en los diferentes medios (suelos, agua, atmósfera), o que es liberada a los mismos en una unidad de tiempo», se mantuvo entre 2010 y 2012 estabilizada sobre las 129 000 toneladas de DBO (demanda bioquímica de oxígeno) al año. Sin embargo, en 2014 subió hasta las 158 638 toneladas, para un crecimiento del 15 por ciento con respecto a 2013 (ver Tabla-4).
En momentos donde la reactivación económica, en especial del sector manufacturero, es, por suerte, una realidad, esto debe compulsar y reforzar las estrategias ambientales del sector productivo, sobre todo el industrial.
Sin petróleo también
El capítulo Medioambiente del AEC-2014 contiene una amplia información, y como parte de ella la relativa a los dispositivos de energía renovable y su oferta de energía en petróleo equivalente, así como la biomasa empleada como combustible.