Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Los Ángeles, Estados Unidos, 1932

La indiscutible protagonista de esta cita estival fue la atleta norteamericana Mildred Babe Didrikson.

Autor:

Juan Morales Agüero

Las dificultades económicas derivadas de la Gran Depresión de 1929 provocaron que a esta cita olímpica solamente asistieran  37 naciones. Ante su gravedad, el COI debió pagar hospedaje, transportación y alimentación de los participantes. Cuba, envuelta en la convulsa etapa del machadato, no asistió. Por América Latina sacó la cara Argentina: ganó tres títulos, uno en la maratón y dos en boxeo. Las ceremonias de apertura y de clausura tuvieron glamur hollywoodense, pues fueron dirigidas por el famoso director de cine Cecil B. de Mille, con la colaboración de actores como Charles Chaplin y Gary Cooper. Entre las novedades figuraron el debut de la radio para difundir los resultados de las competiciones, el cronometraje electrónico hasta las centésimas de segundos, el tablero luminoso con vistas al público, el photofinish para definir ganadores en las metas y el podio de tres niveles para las ceremonias de premiación. A pesar de que en Estados Unidos regía la Ley Seca, se autorizó a franceses, húngaros e italianos a beber moderadamente vino. La gran figura de los juegos fue la norteamericana Mildred Babe Didrikson, con títulos y marcas mundiales en 80 metros con vallas y salto alto, además de otro oro en jabalina. Su calidad conllevó a que en 1950 la proclamaran la mejor deportista de la primera mitad del siglo XX. El luchador sueco Ivar Johansson protagonizó una hazaña inédita: se tituló en el peso medio de la lucha libre y, luego de bajar cinco kilogramos, se agenció el oro en el peso welter de la lucha grecorromana. Un compatriota suyo, Carl Westergren, triunfó por tercera vez en esta última modalidad, siempre en categorías diferentes. Una curiosidad: en el equipo de esgrima de Australia figuró Errol Flynn, quien luego sería un famoso actor de cine. No faltaron las pifias, la más sonada tuvo por víctimas a los corredores de 3 000 metros, quienes, por un error de los jueces, debieron dar una vuelta más al estadio. El torneo de fútbol se
canceló por la falta de equipos. En el torneo femenino de esgrima se produjo por primera vez una muestra de fair play cuando la británica Judy Gunnes se negó a ser declarada vencedora al asegurar que su contendiente —y no ella—, había dado el toque del triunfo. Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 dieron lugar a varias marcas mundiales. Estados Unidos lideró la tabla con 41 preseas de oro, seguido de Italia (12) y Francia (diez).

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