Los cubanos festejan su primer título en el Mundial de Naciones Emergentes de balonmano. Autor: IHF Publicado: 27/05/2023 | 06:57 pm
La primera participación de un equipo cubano masculino de balonmano en un Campeonato Mundial de Naciones Emergentes empezó y acabó en el Ecuador del año 2019. Luego, en Georgia, no se pudo con el conjunto anfitrión en la final. El colectivo insular terminó invicto la fase de grupos en cinco presentaciones y luego doblegó a Bulgaria en semifinales. Una celebradísima medalla de plata marcó el debut.
Recientemente, en suelo búlgaro, aconteció la siguiente edición de esta lid. El combinado antillano no tenía previsto intervenir, hasta un día que le llegó la invitación. Con celeridad, los jugadores y el cuerpo técnico se pusieron en función de un certamen que serviría de ensayo con vistas a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, entre junio y julio venideros.
Cuba, sin discusión, fue el mejor plantel entre los doce participantes. Victorias consecutivas frente a Gran Bretaña, Guatemala, Bulgaria y Chipre, en la pugna por el cetro, permitieron cumplir cada uno de los propósitos establecidos. Esta segunda experiencia trajo, como premio, un título que aparece entre los desempeños más significativos del deporte de la Isla en los cinco primeros meses de 2023.
El habanero Jover Hernández (13 de enero de 1984), director técnico de los actuales campeones, conversó con Juventud Rebelde y expresó que resultó muy gratificante obtener el primer lugar. «Como te dije, esta actuación nos motivó mucho y a la vez nos dio confianza para enfrentar los Juegos Centroamericanos y del Caribe, evento fundamental que se avecina. Los jugadores van creyendo en la estrategia trazada y eso indica que vamos por buen camino. Seguiremos trabajando sobre esa línea, con el objetivo de mantener buenos resultados y la empatía existente en el colectivo».
—Jover, sinceramente y sin subestimar al contrario, ¿después que ustedes derrotaron a Bulgaria, no se sintieron casi con el oro en el bolsillo, fuera Chipre o India el rival a enfrentar por el título?
—Sin demeritar el trabajo de India y Chipre, tras derrotar a Bulgaria sabíamos que teníamos casi la corona en nuestras manos, pues ninguno de los dos adversarios, en los análisis realizados, contaba con las armas, las estrategias y los jugadores para vencernos. Todo eso a priori. No obstante, se les indicó a los atletas que no podía existir exceso de confianza y que había que demostrar en la cancha, en el 40 x 20, como siempre decimos, las razones que nos daban como favoritos.
«En los primeros 10 minutos, los chipriotas dieron una gran batalla, quizá porque los cubanos salieron un poco confiados. Por ello, pedimos un time out, conversamos, y a partir de ahí el resultado esperado se fue manifestando paulatinamente. Al final, los derrotamos con diferencia de 10 goles. La distribución de los grupos creo que no fue la mejor, porque era casi seguro que nos cruzaríamos con el elenco sede en semifinales, lo que pudo haber sido, perfectamente, el juego por el título. Eso le hubiese dado más vistosidad al evento, sobre todo a la etapa decisiva».
—La composición del equipo demostró que Cuba podía y pudo ganar el certamen, sin muchos aprietos. La mezcla de jugadores insertados en ligas extranjeras con el resto, todos con notables aptitudes, devino amalgama explosiva y triunfadora...
—Con muchos de ellos venimos trabajando desde el 2021. Jugadores como Magnol Suárez y Frank Cordiés, de más edad y contratados en clubes extranjeros, se insertaron muy bien en la dinámica del plantel. Hubo algo que fluyó de maravillas, y es haber encontrado al central Christopher Selles, que fue la armonía para cada encuentro. Teníamos algunas dificultades con los centrales, que se desesperan y no saben, en ocasiones, aguantar, pero con Christopher. Contamos con ese atleta que aportó tranquilidad y supo llevar el partido desde el minuto cero hasta el 60. Son jugadores con condiciones físicas, sicológicas y tácticas, y cada uno complementó para obtener el cetro.
—Si bien cada jugador aportó en pos de la corona, el habanero Hanser Rodríguez se llevó las palmas, al incluirse en el AllStar y ser el MVP del campeonato. Hanser, que estuvo en la versión de 2019, se ha convertido en un atleta casi maduro, líder y capaz de grandes cosas, ¿no crees?
—Él, indiscutiblemente, a pesar de ser un atleta joven, es un líder. Por supuesto, tiene sus cosas, a veces quiere demostrar un poco más de lo que hace falta, pero sí, es un líder y para nosotros es una felicidad que esté dentro del colectivo. Con él yo llevo trabajando desde la EIDE y, por suerte, he visto toda su trayectoria hasta hoy. Todo el cuerpo técnico está contento con la evolución de Hanser a su corta edad. No es el capitán del equipo, pero es alguien muy carismático que motiva, con un talento excepcional.
—Hace no mucho tiempo, los seguidores del balonmano masculino volvimos a soñar con un equipo que parecía pintar para importantes resultados, incluso a nivel mundial. Sin embargo, la felicidad duró poco y esos sueños casi se rompieron. ¿Qué ocurrió?
—Alrededor de 2017 teníamos una gran incertidumbre, contábamos con atletas contratados, pero no sabíamos si podían jugar con la selección nacional. Al final, estuvieron con nosotros en los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, donde se logró el oro. No obstante, no era un equipo bien formado, se ganó el evento tranquilamente, pero no existía una cohesión grupal. Y eso, por desgracia, se notó en los Panamericanos de Lima 2019. Allí, con un nivel superior al resto de los elencos, salieron deficiencias de índole colectiva y no se pudo cumplir el objetivo de discutir la medalla de bronce. Terminamos en el quinto puesto.
«Algunos de los jugadores que estuvieron en Lima, después del evento, decidieron descansar, pues llevaban demasiado tiempo jugando en ligas profesionales y eran atletas veteranos. Otros determinaron no seguir representando a Cuba, y todo eso ha provocado que hoy estemos en la construcción de un conjunto que nos vuelva a hacer soñar. Esta generación tiene todos los parámetros para eso, ya lo demostró en los Juegos Panamericanos juveniles de Cali 2021 y hace poco en el Mundial de Naciones Emergentes Sub-24.
«Son atletas jóvenes, con condiciones somatotípicas y varios de ellos contratados en ligas de Europa, lo que sí debemos tener claro es que con eso nada más no se ganan los torneos. Los campeonatos también se ganan gracias a que podamos reunirnos en las pausas de los circuitos en que estén insertados nuestros balonmanistas, y que los muchachos puedan jugar juntos, a menudo, en certámenes. Eso contribuye a la madurez que necesitan los equipos, que puede tardar algunos años en llegar. En el área, las figuras de elencos como Brasil, Chile y Argentina llevan mucho tiempo juntas.
«Igualmente, les permite a los entrenadores saber con quiénes pueden contar en pos de planificar estrategias. Te repito, esta generación de balonmanistas cubanos tiene grandes potencialidades, incluso para retornar a nuestro país a un Campeonato Mundial absoluto, algo que no es tan fácil, pero en función de ello trabajamos».