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El piloto holandés consiguió una sorpresa que pocos vaticinaban antes de empezar la temporada. Autor: Getty Images Publicado: 28/12/2021 | 08:17 pm
El año en curso, si se habla de deportes, bien podría simular a un animal encorsetado al que le quitan las cadenas y goza en la euforia de su libertad. Porque 2020, con la trágica pandemia, pasó por el calendario de la actividad física con más penas que glorias: estadios vacíos, olimpiadas pospuestas, la pasión mutilada por el temor a los contagios.
Por ello, con el hálito de esperanzas que significó para el mundo la concreción de vacunas en algunos países, muchos deportes decidieron asumir una nueva normalidad. Así, regresó la gente a las gradas y la gran mayoría de los certámenes suspendidos vieron acción. Y como todo año en condiciones normales, no faltaron hazañas para contar.
Tokio… ¡por fin!
Al lejano Oriente llegaron en julio las estrellas más encumbradas del Olimpo. Deportistas legendarios con una trayectoria cargadísima de éxitos y deportistas que comenzaban a labrar su paso por citas bajo los cinco aros. Y en la cima, China y Estados Unidos volvieron a protagonizar una pugna encarnizada por el primer puesto del medallero.
Los norteamericanos les sacaron una diferencia mínima a los asiáticos, con 39 medallas de oro por 38 en el cómputo final, aunque su ventaja en preseas áureas fue mayor en la suma general de medallas, con 113, por 88 los chinos. Esto
ratifica que, pese a la paridad y la emergencia de varios países durante los últimos años, Estados Unidos mantiene su condición de máxima potencia deportiva mundial.
Dentro de la espectacularidad propia de una cita olímpica, Cuba tuvo la fortuna de protagonizar, en la figura de Mijaín López, uno de los momentos más relevantes. El Gigante de Herradura colocó la corona en su frente por ¡cuarta ocasión consecutiva! Por currículo y con el perdón de Karelin, hemos visto todos estos años al mejor luchador de la historia.
La nota negativa está sujeta, quizá, al retiro de la justa de la extraclase gimnasta Simone Biles para «proteger su salud mental». Y tan fuerte fue la jovencita norteña, que volvió y ganó un bronce en caballo de salto. «Esta medalla significa más que todos los oros porque he pasado por mucho los últimos cinco años», dijo al respecto.
Estos no fueron, ni mucho menos, las únicas postales que ha dejado Tokio para la posteridad. Recordarán también los aficionados el abrazo y el oro compartido de los saltadores de altura Gianmarco Tamberi y Mutaz Barshim, la triple corona de Elaine Thompson y las siete medallas de Emma McKeon, entre otras hazañas que no cabrían en una sola página.
Un genio de 31 años
La leyenda de Magnus Carlsen consigue más robustez a medida que avanzan los años. Como su talento, él madura por día y rompe, destroza incluso, los moldes de los eruditos que ha legado el ajedrez a la humanidad. Antes que 2021 expirara, dijo, para despejar las dudas, que retendría su corona de monarca mundial. Y lo hizo con solvencia.
En el camino dejó a un irreverente ruso, Ian Nepómniachtchi, quien a su favor tiene el mérito de enfrentar al genio en un dual meet y salir derrotado, pero no arrasado. A sus 31 años, Nepo se demostró a sí mismo que tiene madera para estar en la élite del mundo de los escaques, pero rey hay uno solo: nació en Noruega y se llama Magnus.
Verstappen,
rey en la locura
La temporada de la Fórmula 1 ha sido para enmarcar. En el pasado quedaron los tiempos en que las carreras de Moto GP acaparaban cámaras y titulares y relegaban al vibrante circuito automovilístico a un segundo plano. La batalla de Max Verstappen ante el rey Lewis Hamilton se presagiaba vibrante desde antes del inicio de la temporada, pero el paso del calendario acentuó tales vaticinios y la campaña fue espectacularmente frenética, pareja, luchada hasta los últimos metros de la última competencia.
Y además de la porfía individual, Red Bull y Mercedes, las dos escuderías más potentes, se pelearon con furia, como dos niños pequeños que se lanzan trastos uno al otro, y al final hubo de todo, hasta una polémica que costará zanjar. En definitiva, Hamilton fue bajado del trono, lo cual parecía imposible. Solo un erudito podía tumbar a otro erudito. Y Verstappen apareció para lograrlo. ¡Chapeau!
La bravura de Atlanta
Volvió el espectáculo más puro a las Grandes Ligas del béisbol norteamericano tras una temporada recortada a causa del impacto del coronavirus en tierras estadounidenses. Y tras agotarse el largo calendario de clasificación a la postemporada, los Bravos de Atlanta cambiaron su rostro y, de partir como Cenicienta, comenzaron a fortalecerse hasta convertirse en candidatos a llevarse la Serie Mundial 26 años después.
Los dirigidos por Brian Snitker hicieron del Truist Park un fortín inexpugnable y se repusieron a varias bajas importantes tanto en su staff de lanzadores como en el line up ofensivo, para ratificar aquella vieja conjetura de que los play off requieren de un empuje adicional y no solo de calidad, de lo cual los Bravos también iban sobrados.
La terna de Austin Riley, Ozzie Albies y Eddie Rosario hizo estragos con el bate, para fungir como columna vertebral de una ofensiva oportuna, pese a que la mayor fortaleza del equipo fue su solidez en un colectivo de lanzadores bastante balanceado.
La magia de Anteto
Los Bucks ganaron el anillo en la siempre espectacular NBA, el principal circuito del baloncesto en el mundo, tras derrotar en la final de la temporada 2020-2021 a los Phoenix Suns. La franquicia de Milwaukee se elevó a lo más alto por primera vez en 50 años gracias al rendimiento excelso de su estrella, Giannis Antetokoumpo.
Bastaría decir, para valorar el verdadero aporte de Anteto, que en el último partido de la final, anotó 50 cartones y capturó 14 rebotes, una barbaridad que aplastó a los oponentes en la carrera por el ansiado trofeo. Pero, además, el líder de los Bucks contó con fieles escuderos como Khris Middleton.
Los Bravos lograron reponerse a ausencias notables para llevarse la Serie Mundial. Foto: mlb.com
