A sus 36 años, Maydenia Sarduy intentará clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 07/01/2021 | 08:02 pm
Maydenia Sarduy desprende entusiasmo cuando habla sobre tiro con arco. Sorprende sobremanera, para quien no la conoce, que tras 18 años en el deporte tenga fuerzas todavía y un cúmulo tremendo de ilusiones para continuar en la rutina de los entrenamientos e imponerse retos a corto y mediano plazo. «Yo amo esto», dice sonriente, y entonces quien la escucha comprende cuán grande es el alcance de su pasión.
«Llevo mucho tiempo, pero eso no quita que tenga muchísimas expectativas, porque vivo por el tiro con arco y cualquier sacrificio vale la pena. Ahora viene el clasificatorio a los Juegos Olímpicos y luego participaremos en los Centroamericanos como equipo, donde queremos mantener el resultado. En lo personal, el deseo es seguir muchos años más», confiesa a JR la arquera de 36 abriles.
El venidero mes de marzo, ella y dos compañeras afrontarán en Monterrey, México, el certamen clasificatorio a la cita bajo los cinco aros de Tokio. «Ahora mismo nos encontramos en una primera etapa próxima a lo que es ya la preparación especial para dicho evento y hasta ahora nos encontramos bien, ensayando lo que es el disparo a 70 metros y evaluando de vez en cuando para hacer algo similar a lo que será la competencia».
«Tuvimos una primera etapa en noviembre y diciembre que fue más bien general tras la fase de pandemia. Actualmente estamos centrados más en el volumen de disparos, que va más a la especificidad del deporte y el trabajo técnico para dominar plenamente el implemento», añade Sarduy.
Sobre su influencia en el resto de integrantes de la preselección nacional femenina, dada su experiencia de muchos años en el deporte, Maydenia confiesa: «siempre que las pueda ayudar estaré ahí para ofrecer humildemente algún consejo o algo que les pueda beneficiar, porque aunque sea poco, los años te enseñan».
De cara a las Olimpiadas, el objetivo primario es clasificar: «Eso está ahí, ni tan lejos ni tan cerca de mis posibilidades, quizá no he tenido un buen año en cuanto a rendimiento, pero cada mes intentaré subir un escalón y lo otro saldrá solo».
—Entonces, ni pensar todavía en el retiro…
—«No, para nada (contesta entre risas). Es un esfuerzo tremendo, tengo muchos reajustes en la preparación, yo no hago todo lo que hacen las otras niñas, pero llegar a mi casa, ir a la escuela a buscar a mis dos hijas, ayudarlas a hacer las tareas, cocinar, lavar… a veces es mucho, pero te repito, esto me gusta y trato de manejar todo. De retiro nada, quiero seguir muchos años más».