Ambos atletas se enfrentan cada día en sesiones de entrenamiento de alta exigencia. Autor: Enio Echezábal Acosta Publicado: 13/07/2019 | 10:43 pm
Llegar a formar un deportista de alto rendimiento es un proceso muy complejo dentro de cualquier sistema deportivo. Más difícil es conseguir luego que ese atleta llegue a codearse entre la élite de su disciplina. Aún más cuesta imaginar que un éxito como este llegue por partida doble. Pero pasa.
De ello ha sido testigo la lucha cubana, en donde la división superpesada del estilo clásico cuenta con dos exponentes de categoría mundial. Uno de ellos es «un tal» Mijaín López, triple campeón olímpico y cinco veces monarca mundial, quien junto al joven Oscar Pino, doble bronce en citas del orbe, han dado un agradable dolor de cabeza a los entrenadores de ese deporte en el Cerro Pelado.
Mijaín, que en un año se enfrentará a sus últimos Juegos Olímpicos, mira de cerca la próxima cita continental de Lima.
«A pesar del tiempo que he estado sin competir, voy a los Panamericanos muy seguro. Serán mis quintos juegos, y conozco la competencia. Además, este será otro paso de la estrategia que estoy cumpliendo junto a mis entrenadores, para llegar bien al objetivo principal que es Tokio 2020.
«Tengo un muy buen medidor para entrenar que es Oscar Pino, un muchacho joven que viene haciendo las cosas perfectamente y está en la élite mundial. Topar con él aquí es una manera de saber que las cosas se están haciendo bien», declaró el Gigante de Herradura a JR.
—¿Tras aproximadamente dos décadas en el alto rendimiento, cuál es la mayor lección que has aprendido?
—Primero que todo, he aprendido a cuidarme. Antes era un poco más agresivo e intenso, y ahora con el paso del tiempo me he dedicado más a entrenar la concentración y la táctica, de forma calmada, para evitar lesiones de cualquier tipo.
—¿Luego de lograr tres títulos olímpicos, cuál es tu meta para Tokio?
—Mi meta es la que siempre le he dicho a todos los que preguntan: yo no voy a unas olimpiadas a luchar por una medalla; voy por el oro. Si voy con la idea del podio, no se logra el objetivo. Por eso digo que voy a discutir y defender mi título.
«En este momento mi principal enemigo es el peso, porque me cuesta más hacerlo. El resto de mis rivales son los mismos de hace años, los conozco muy bien y sé cómo enfrentarlos. Lo que me queda es dedicarme, entregarme y llegar con los mismos deseos a la capital de Japón.
«Además, sé muy bien que cuento con el apoyo de 11 millones de cubanos y muchas otras personas alrededor del mundo. Eso es algo que me da un impulso especial para llegar motivado y tener la mente positiva».
Para Raúl Trujillo, encargado del estilo clásico en el centro de alto rendimiento, Mijaín cuenta con unas características que lo convierten en un atleta único.
«Si queremos saber quién es Mijaín, hay que entender sus cualidades en conjunto. Para su peso, es un atleta habilidoso, rápido y fuerte, lo cual combinado con su disciplina táctica y condiciones técnicas, lo convierten en uno de los deportistas más grandes de este siglo.
«También en la parte sicológica ha demostrado tener una de sus grandes fortalezas. Es muy competitivo y seguro de sí mismo, a la vez que está muy bien orientado sobre qué hacer en cada momento del combate. Eso lo vimos en la final de Río de Janeiro 2016, cuando le robó la iniciativa al turco y terminó haciéndolo lucir muy mal en ese combate», cuenta el entrenador.
Trujillo asegura que luego de Lima, habrá cambios en la preparación, basados en cómo será la ruta crítica de Mijaín para llegar a punto a Tokio. Tanto a él como al resto de los luchadores, se les intentará llevar a varios torneos y bases de entrenamiento fuera de Cuba, un método cuyos frutos fueron muy buenos hace tres años en tierra brasileña, donde se cosecharon par de coronas y un segundo puesto.
De momento, a Perú irán, además de Mijaín, el monarca de Río 2016, Ismael Borrero (67 kg), los campeones centrocaribeños de 2018, Daniel Gregorich (87 kg) y Luis Orta (60 kg), así como Yosvani Peña (77 kg) y Gabriel Rosillo (97 kg).
Vía libre a medio tiempo
Por su parte la historia de Pino ha tomado un camino relativamente diferente. Ante la dificultad que entraña el hecho de tenerlos a él y al coloso pinareño en la misma división, se decidió pasarlo para la modalidad libre, en donde ya compitió en los 125 kilogramos durante la pasada Copa del Mundo por equipos. Allí comenzó con el pie derecho, pues se enfrentó a cuatro rivales y ganó tres peleas.
Para Julio Mendieta, jefe de entrenadores de la libre, resulta bien complicado hacer el tránsito hacia esa modalidad para un atleta que lleva tanto tiempo en la grecorromana.
«Cambia mucho la postura, por lo cual tanto la defensa como el ataque deben plantearse desde posiciones diferentes, buscando ser efectivo en ambos elementos del combate. Pino está trabajando con un entrenador que se dedica específicamente a él, para pulir detalles del trabajo con las piernas, un elemento fundamental en el estilo nuestro».
No obstante, el propio Pino ha declarado a JR que a pesar de lo que este cambio ha significado durante la última temporada, él se encuentra trabajando duro con sus entrenadores para adaptarse a las nuevas exigencias, por lo cual irá a Lima enfocado en llegar a lo más alto del podio.
«Este ha sido un reto importante, porque a pesar de estar ya en la libre, sigo teniendo responsabilidades en el equipo clásico. De la forma que sea estoy contento y orgulloso de poder representar a Cuba en los Panamericanos y dejar mi marca en la historia», expresó el campeón nacional de 2019 en ambos estilos.
El muchacho de Centro Habana tiene un calendario muy intenso por delante, pues será el designado para ir al Campeonato Mundial a obtener la clasificación olímpica de los 130 kilos, puesto que posteriormente ocuparía Mijaín en la cita bajo los cinco aros. Ya en 2020 deberá ir al Panamericano del deporte a buscar su propio boleto para el evento nipón.
Sobre él, el propio Mendieta ha destacado su capacidad de adaptación, su talento e inteligencia natural para este deporte. Además, teniendo en cuenta que para el próximo año debe estar más tiempo entrenando en la libre, él opina que hay motivos para pensar que seguramente obtendrá sin problemas su plaza olímpica.
De cara a los Panamericanos, el rival fundamental de Pino será Nicholas Edward Gwiazdowski, de Estados Unidos, quien ya lo venció por superioridad (11-1) en el pasado torneo continental de la disciplina, que se efectuó en Argentina. Sin embargo, sus entrenadores consideran que en la capital peruana todo debe ser diferente, y por eso trabajan para que Oscar pueda tener su revancha.
El resto de la comitiva librista que irá al país de los incas estará integrada por Reineri Andreu (57 kg), campeón mundial sub-23 de 2017; Alejandro Valdés (65 kg) y Geandri Garzón (74 kg), ambos terceros del orbe en par de ocasiones; Reineris Salas, bronce mundial en 2010 y Yurieski Torreblanca (86 kg).
Mientras tanto, en el Cerro Pelado dos hombres se mantienen entrenando juntos todo el tiempo posible. Mijaín y Pino representan la actualidad y el posible futuro de una disciplina que ha aportado mucho a la Isla, y por eso ambos ponen lo mejor que tienen para dejar en alto el prestigio del deporte cubano.
La lucha en Lima 2019
La lucha en los Juegos Panamericanos tendrá lugar en la última semana de competencias de esta decimoctava edición de la cita continental. En la sede, que será la Villa Deportiva Regional del Callao, competirán los atletas del estilo grecorromano (7 y 8 de agosto) y a continuación lo harán sus compañeros de la libre (8-10 de agosto): primero las representantes del sector femenino, y luego los competidores de la rama varonil.