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Swings a Irma

No son pocos los deportistas cubanos que se han sumado, como parte del pueblo, a las labores de recuperación del país tras el paso del huracán Irma

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Javier Sotomayor luce activo, va de un sitio a otro y suda mucho en un día de septiembre de este 2017. Han pasado 24 años desde que consiguiera el único salto alto que un humano ha hecho sobre los 2,45 metros y 16 desde que se despidiera oficialmente de los momentos de gloria que el atletismo le dio a él y al revés, por qué no. Las gotas de esfuerzo que recorren el rostro del recordista no están vinculadas a su pasado deportivo, está de más decirlo.

Así lo vieron la semana pasada en alguna barriada habanera, cuando la prestancia del Soto hizo amalgama perfecta con el altruismo y puso sus manos en función de cooperar con la recogida de desechos sólidos en la capital, horas después de que el huracán Irma lacerara a casi toda Cuba. Igual actitud tomó otro legendario, Alberto Juantorena, también las huestes industrialistas de Víctor Mesa y los muchachos de Roger Machado, más al centro de la Isla.

El equipo de pelota de Ciego de Ávila también se sumó a las labores de recuperación. Foto: Yaniel Espino

Si Irma desgarró la piel de casi todo el país, la réplica del movimiento deportivo cubano fue tan veloz como los potentes vientos del fenómeno meteorológico, pues en diferentes provincias, tanto atletas, glorias deportivas como entrenadores, multiplicaron lo materializado por Juantorena, Sotomayor, los integrantes de Industriales o Ciego de Ávila. Aunque varios miembros de nuestro sistema deportivo comprobaron en carne propia lo que es capaz un huracán de tales magnitudes, la voluntad de apaciguar el dolor ajeno se extendió como máxima.

Sin caer en lamentaciones, como dijera Antonio Becali, presidente del Inder, también se enfrentaron las «heridas» que Irma le asestó a la infraestructura deportiva de nuestro país, en unos casos mayores y en otros, más leves.

Por ejemplo, algunos estadios de béisbol tuvieron impactos evidentes, como el mayabequense Nelson Fernández, en el que una torre cayó al suelo y afectó la cerca perimetral y el acolchonamiento, algo que también sufrió el 5 de Septiembre cienfueguero, que además lamentó la caída de dos de sus gigantografías, o cuatro estadios espirituanos que perdieron todos sus techos.

El estadio Nelson Fernández, de San José de las Lajas, sufrió serias afectaciones. Foto: Eddy Martin/Trabajadores

En Camagüey, uno de los territorios con más secuelas, el Coliseo Ángel Alberto Martínez, de Nuevitas, que a inicios de este año quedó listo tras una intensa remodelación, perdió aproximadamente 1 200 metros cuadrados de techo; la instalación de atletismo Rafael Fortún deberá esperar un poco más por su inauguración, al derrumbarse 60 metros de su muro y en la EPEF Inés Luaces quedaron sin cubierta casi la mitad de las aulas, situación que, igualmente, afectó  los dormitorios de la Academia Provincial de Remo, según informaciones desde ese territorio.

Villa Clara, cuyo equipo de pelota tuvo un reinicio de temporada favorable ante los líderes pinareños, soportó que la Escuela de Velas de Caibarién viera afectada una parte considerable del techado; la EIDE Provincial Héctor Ruiz sufrió daños en algunos ventanales de las residencias y el estadio Augusto César Sandino recibió afectaciones en varios colchones y luminarias.

Los daños a esas instalaciones deportivas y centros educacionales, igual que a otras que también fueron víctimas del paso de Irma por Cuba, han ido desapareciendo progresivamente. El potencial humano se ha volcado en pos de mitigar las afectaciones y, demostrar de paso, que el deporte cubano no solo es referente en los grandes eventos internacionales.

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