La tarde de ayer para el triplista Jordan Díaz fue de las que se dan una vez en la vida. Una tarde en la que fue capaz de saltar con ansias, de burlar lo que permanecía imbatible por todos los de su categoría, no le importó que casi la mitad de sus rivales se aparecieran con marcas personales, el habanero las tenía todas consigo para regalarle a Cuba un título que prometía ser el más seguro de la delegación; de eso no me cabían dudas y así se lo dije al propio atleta.
Jordan Díaz, porque el nombre merece repetirse, no solo le tributó a su país la medalla de oro en su prueba en el Campeonato Mundial de cadetes en Kenya, sino que el muchacho de 16 años y poco más de cuatro meses estampó el mejor salto de la historia en su categoría, un 17,30 metros que supera en seis centímetros la anterior cota del guantanamero Lázaro Martínez, que databa del 1ro. de febrero de 2014, en La Habana.
De cualquier manera, sin ese desempeño, Díaz hubiese sido el campeón mundial, porque todos sus registros fueron superiores al del plateado ecuatoriano Frixon Chila (15,92). «Aspiro a ganar el oro con un salto sobre los 17 metros», me había dicho vía digital el día antes de la final, y lo logró, además de brincar exactamente 17 metros en su tercer intento.
A la alegría aportada por Díaz, que fue mucha, se sumó la tercera corona para la Isla, de la mano de la discóbola camagüeyana Silinda Morales, con envío de 52,89 metros logrado en su último chance. La alumna de Hilda Elisa Ramos alcanzó la tercera diadema para Cuba en el disco en la historia de estos certámenes, pues antes lo hicieron Lisandra Rodríguez (2003) y Rosalía Vázquez (2011).