Yarisley Silva Autor: Roberto Morejón Guerra Publicado: 21/09/2017 | 06:36 pm
RÍO DE JANEIRO.— Esta profesión, que como pocas te permite palmar los sentimientos, se torna compleja justo en el momento en que te enfrentas a la vulnerabilidad de las personas. Nunca hubiese querido hablar con Yarisley Silva después de una derrota, mucho menos tras lo acontecido en la noche de este viernes en el estadio Joao Havelange de esta ciudad, aunque su presencia allí ya era una de las victorias más importantes de su carrera.
Hasta aquí no le acompañó la magia que ha hecho a esta vueltabajera una de las referencias obligadas del salto con pértiga femenino. Aunque ahora no pudiera lidiar con una varilla a 4,70 metros del suelo —terminó séptima en la prueba—, el hecho de superar circunstancias completamente adversas para codearse con las mejores del planeta lleva reconocimiento y respeto, que a altas dosis Yarisley profesó, justo en el momento más difícil a todos los que le apoyaron y acompañaron en esta nueva aventura.
«Quiero agradecerle a todo el pueblo que me ha apoyado, porque uno en la vida no triunfa solo. Se necesitan varias personas para poder llegar a la cima y si no las menciono a todas es porque no me va a alcanzar el tiempo, pero quiero agradecer especialmente a mi pueblo, a mi familia, a todo el colectivo técnico que me ha apoyado muchísimo todo este tiempo, a todos los médicos que han ayudado, a mi novio (el saltador de altura Sergio Mestre), a mi mamá. Gracias por todo. En la vida uno gana y uno pierde y la pista dijo la última palabra», dijo a la prensa visiblemente emocionada a su paso por la zona mixta.
Definitivamente, Yarisley no se presentó en su mejor noche, porque a pesar de sobrepasar con holgura los 4,50 metros que fijó como partida, luego se le vio con problemas para salir airosa en los siguientes intentos.
De sus seis saltos, solo el inicial y el logrado sobre 4,60 en su segundo intento fueron al registro. Conseguir otros diez centímetros se convirtió entonces en un imposible capaz de solventar en tres saltos, aunque quedó la impresión de que podía, al menos, con esa altura.
«Fue un mal día. La técnica me falló bastante, no hice un buen despegue y no logré ponerme en paralelo con la garrocha. Pero lo intenté, hice mi mayor esfuerzo para alcanzar lo que yo quería. No pudo ser. Ha sido un año muy difícil para mí en todos los sentidos, porque la vida me puso una prueba muy dura. Pero lo que más siento es que quería regalarle esta medalla a mi pueblo, a mi novio, porque él añoraba estar aquí…», reconoció. Una lágrima, entonces, comenzó a rodar por su cara, pero ni lo difícil del momento le hizo perder el optimismo.
«Me tomaré ahora un descanso, pues ha sido un ciclo bastante agotador. Comenzaré a entrenar el próximo enero para prepararme para el Campeonato Mundial, y seguiré buscando cumplir mi sueño del título olímpico», añadió.
El final de la prueba se ajustó a lo visto a lo largo de la presente temporada. Con el fallo de Sandy Morris sobre los 4,90 metros se encaramó en el trono la griega Ekaterini Stefanidi, quien había logrado quebrar los 4,85. Ambas lograron dejar atrás esa altura en el segundo intento, pero la norteña necesitó un salto más para avanzar desde los 4,70 metros, y eso terminó costándole la corona. El bronce fue al cuello de la neozelandesa Eliza McCartney con marca de 4,80, récord nacional de su país.
Caminos diferentes
La historia de los relevos 4x 400 transitó por caminos diferentes, con hojas de ruta casi predestinadas desde antes del disparo.
La cuarteta integrada por Lisneidy Veitía, Gilda Casanova, Roxana Gómez y Daisurami Bonne completaron el recorrido con un discreto tiempo de 3:36.37 minutos, solo superior al registro de la posta anfitriona.
Mejor le fue a los varones, que en el segundo heat consiguieron registrar el mejor desempeño en la presente temporada. William Collazo, Adrián Chacón, Osmeidel Pellicier y Yoandys Lescay entraron en tercer lugar con tiempo de 3:00.16 minutos que parecía no alcanzarles para continuar en competencia. Sin embargo, la descalificación del relevo de Trinidad y Tobago le abrió las puertas de la final de hoy.
La jornada de este viernes cerró con los triunfos de la cuarteta femenina de Estados Unidos y la masculina de Jamaica en los relevos de 4x100 metros, en esta última con Usain Bolt completando su tercer triplete consecutivo en Juegos Olímpicos —había ganado antes los 100 y 200 metros— para deleite de todos sus seguidores.
Yarisley quedó por debajo de los pronósticos. Foto: Roberto Morejón, especial para JR