Yarisley, invicta desde principios de julio. Autor: AFP Publicado: 21/09/2017 | 06:15 pm
Cuando esa chiquitica de piernas talladas y sonrisa impecable se empecina en asombrar a uno no hay quien la pare. Ahora le ha dado por triunfar en cuanta competencia asoma su cara linda. Hace un mes nadie la daba como candidata a nada. Pero justo hoy es la favorita indiscutible para ganar el Campeonato Mundial de Atletismo que acogerá Beijing dentro de 16 días, pues acaba de agarrar el oro en el mitin internacional de Stabhochsprung. «Cállate, que le echas mal de ojo».
Sucedió este miércoles en la ciudad alemana de Jockgrim, en un certamen dedicado exclusivamente al salto con pértiga. Yarisley Silva está indetenible. Voló sobre los 4,72 metros y dejó en plata y bronce a la anfitriona Martina Strutz (4,57) y a la griega Karerina Stefanidi (4,47).
La actual líder del ranking del orbe falló sobre 4,47, pero al rato ni pestañeó para sortear los 4,57 y 4,67. Su registro definitivo quedó acuñado como nueva plusmarca de la lid, solo 72 horas después de rubricar 4,91 en Beckum.
Como era lógico por su forma deportiva, luego pidió 4,92 para intentar quebrar su tope personal, mas no tuvo suerte. Todos tienen la vista puesta en la capital china. Lo más alentador es que anda caliente, logrando sus mejores marcas a dos semanas de la cita universal absoluta. Sus rivales, para ser sincero, no andan nada mal y para colmo se han «escondido» para sembrar la incertidumbre. Nadie sabe de la griega Nikoleta Kyriakopoulou desde el 4 de julio, cuando estampó 4,83. Esa, seguro se aparece con malas pulgas y cara de guerra en Beijing.
En tanto, la brasileña Fabiana Murer y la estadounidense Jennifer Suhr no compiten desde el 23 del mes pasado, en los Juegos Panamericanos de Toronto, donde quedaron segunda y tercera, por ese orden.
La norteña, vigente monarca olímpica, registró apenas 4,60 en la urbe canadiense. La sudamericana flotó sobre los 4,80, pero no fue suficiente.
Silva no había tenido un buen inicio de campaña, pero se ha embolsado solo oro desde que el pasado 4 de julio París le dio un beso a 4,73 metros de altura.
En la tierra de la Gran Muralla, la pinareña tratará de ensartar el cetro del orbe, para así adornar una vitrina en la que ya brillan una plata bajo los cinco aros (2012), un bronce planetario a cielo abierto (2013) y un título mundial bajo techo en 2014. Que corran las apuestas.