El cubano Pichardo sigue asombrando con sus brincos. Autor: IAAF Publicado: 21/09/2017 | 06:11 pm
Cuando uno creía que las lluvias de junio —con todo lo bueno y malo que pueden traerle a nuestra Cuba de hoy —serían la turbación más fuerte que viviríamos, se apareció este muchacho imberbe, de apenas 21 añitos, con cara de tipo duro y empecinado en pasarse hasta lo indecible. Llegó y le fastidió el día al más ecuánime, le provocó un infarto al buey más duro.
A Pedro Pablo Pichardo no le importa rajarnos el corazón ni llenar los hospitales. Lo suyo es ganar y que los demás se las arreglen como puedan. El triplista cubano acaba de colgarse el oro en la cuarta parada de la Liga de Diamante, con un soberbio estirón de 17,96 metros. Y así, como si nada, está haciendo historia.
Este jueves debutó con 17,58 y ya en su segundo salto le arrebató al británico Jonathan Edwards el récord del mitin romano (17,60), pese al viento contrario de 0.4.
Nunca antes un atleta del triple salto había logrado semejante estabilidad —barbaridad es el calificativo idóneo—. Ninguno había clavado sus pinchos cuatro veces más allá de los 17,90 en una misma temporada. El campeón mundial juvenil en Barcelona 2012 y subtitular universal absoluto en Moscú 2013 lo logró en solo 27 días. Durante la presente campaña ostenta dos intentos por encima de 18 (18,06 y 18,08, con un par de semanas de diferencia) y dos por encima de 17,90 (17,94 y 17,96). Entre el 8 de mayo y el 4 de junio sucedió todo.
Edwards acuñó el tope planetario (18,29) con 29 inviernos vividos, el 27 de agosto de 1995. Veinte días después marcó la arena a 18 metros de la plastilina. Tuvo que esperar tres años para estampar 18,01 y 17,99.
Por su parte, el norteamericano Kenny Harrison logró la segunda mejor marca de todos los tiempos (18,09) a la edad de 31 años. Seis campañas atrás, en 1990, había firmado 17,93. Jamás volvió a sobrepasar los 17,80. Saquen sus propias cuentas.
Todo quedó entre cubanos en el Golden Gala Pietro Mennea, de Roma, pues Alexis Copello (quien no representa a la Federación Nacional) guardó la plata (17,15) y su compatriota Ernesto Revé (16,89) se llevó el bronce.
Un OVNI y otras noticias
Esperar el título con semejante mujerona delante hubiese sido de ilusos. A la croata Sandra Perkovic no hay quien la mire fijo, ni le quite la corona. Pero una medalla de bronce nunca es poca cosa, aunque acá no nos conformamos con menos que el primer lugar. Maldita cruz. Bendita costumbre. Yaimé Pérez batalló bien duró por esa presea. Y bien que la mereció en la capital de Italia.
Sembró el implemento 65,30 metros campo adentro y solo fue superada por esa marciana con pasaporte terrestre (67,92) y por la australiana Dani Samuels (65,47). La cubana Denia Caballero concluyó en el noveno puesto (61,25).
En tanto, el cubano Yordan O’Farril acarició las preseas en los 110 metros con vallas, pero terminó en el cuarto escaño (13,42 segundos). La victoria correspondió al ruso Sergey Shubenkov (13,23), escoltado por el francés Garfield Darien, dueño de idéntico registro, y el estadounidense Jeff Porter (13,32).
Mientras, el estadounidense Justin Gatlin le arrebató al jamaicano Usain Bolt, por una centésima de segundo, la plusmarca del hectómetro en el Golden Gala (9,75). También brillaron el pertiguista galo Renaud Lavillenie, vencedor con 5,91 metros; el etíope Mohammed Aman, as del orbe en los 800, quien usurpó la cima del escalafón anual (1.43,56 minutos), y el norteamericano Johnny Dutch (48,13 segundos en los 400 metros con vallas).