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Desafíos dentro y fuera de la cancha

JR dialogó con Walter Manuel Rosales Benítez, director del equipo cubano de fútbol en diciembre de 2012, cuando el colectivo obtuviera su primer título en una Copa del Caribe

Autor:

Osviel Castro Medel

BAYAMO, Granma.— No fue un jugador extraclase; pero desde los siete años, en su natal Jiguaní, empezó a tomarse el fútbol muy a pecho; por eso pronto dejó porciones de su piel en la cancha y empezó a ser «temido» como lateral o defensa central, posiciones en las que se desempeñó casi siempre.

Intervino en 16 campeonatos nacionales de primera categoría. Fue miembro de la preselección nacional juvenil y en escuadras de diferentes categorías, como la sub-23 que realizó una gira por Nicaragua o la que participó, en terrenos alemanes, en unos Juegos Juveniles de la Amistad.

Todo ese historial le granjeó a Walter Manuel Rosales Benítez el respeto entre la familia cubana del fútbol. Un respeto que creció mucho más al estrenarse como entrenador en 1994 (alternaba esa función con la de jugador) y al guiar a Cuba, en diciembre de 2012, a su primer título en una Copa del Caribe.

Sobre esa inesperada corona y otros temas candentes, JR conversó con este licenciado en Cultura Física de 40 años de edad, que hoy reside en Bayamo y realiza una maestría sobre Metodología del entrenamiento para la alta competencia.

—Imaginamos que el triunfo en la Copa del Caribe, a solo dos meses de haber asumido como DT de la selección, sea el más importante en la vida de Walter.

—Como jugador con Granma alcanzamos un subcampeonato nacional en 2002 y fue algo muy bonito, pero este triunfo en la Copa del Caribe es una cosa que se le da muy poco a los cubanos, porque pocas veces experimentamos la sensación de la victoria en los torneos futbolísticos. En realidad, no se puede describir.

—Recientemente el campeonato nacional asumió una nueva estructura, ¿esa es la que necesitamos?

—Es bueno que todas las provincias tengan igualdad de condiciones para clasificarse a una segunda etapa. Sin embargo, abogaría porque en la primera fase cada equipo tenga más de seis partidos. La idea es buena aunque puede mejorarse para otros años.

—¿Qué necesita nuestro fútbol para estar, al menos, al nivel de países como Honduras o Costa Rica... Es decir, qué necesita para empezar a crecer definitivamente?

—Creo que son varios factores; uno fundamental está en mejorar el trabajo de la base, en los barrios, en las escuelas, es ahí de donde salen los talentos. Me parece que debemos aprovechar el momento, la euforia que se está viviendo como nunca por el fútbol, y para eso debemos revisar los sistemas de competencias en categorías inferiores, porque a veces hemos pensado más en el resultado de la competencia que en el propio desarrollo táctico y técnico de los niños, o nos hemos dedicado a medir parámetros que son importantes en el fútbol —como el dominio del balón, por ejemplo—, pero que no son decisivos.

«Además, nos hace falta elevar el nivel de los técnicos en la base, que no nos estanquemos».

—¿Y no hace falta mejorar nuestras canchas o propiciar el llevado y traído roce internacional?

—Es que son múltiples factores. Me refería a algunos subjetivos; pero claro que hay que soñar con mejorar las condiciones de los terrenos; lo primero es lograr un día que la cancha donde se desarrollen los partidos de los campeonatos nacionales solo sea de jugar, porque hoy están súper explotadas, entrenan a diario cuatro y cinco equipos de diferentes categorías y se quedan sin césped; y así es muy difícil lograr un buen espectáculo.

«Y claro que el roce internacional hace falta, pero no podemos confundir una gira de un mes por Argentina con equipos de tercera o cuarta división y llamarle roce internacional; es preferible jugar aquí en Cuba o en el extranjero dos veces en ese mes con una selección que te exija, que te haga cumplir los objetivos tácticos y que se asemeje a los equipos que vas a enfrentar en la competencia».

—¿Cuán lejos o cerca está Cuba de participar en otro Mundial, como el del lejano 1938?

—Creo que es posible llegar a un Mundial si trabajamos en todo lo que te mencioné anteriormente; claro, con una proyección, con una estrategia y si logramos que los talentos sean nutridos con un arsenal futbolístico lo más completo posible y vayan escalando en las etapas de su formación, escalando en lo psicológico, lo físico y lo técnico y así podamos clasificarnos a un Mundial en las categorías inferiores.

«En la medida en que se crezca en esas selecciones nos acercaremos a participar otra vez en un campeonato del mundo».

—Algunos opinan que para crecer se debe importar un técnico extranjero.

—No creo que sea la solución; una persona no va a cambiar el fútbol, que es un deporte de muchos. Lo primero es superarnos todos los entrenadores, propiciar el conocimiento y la profesionalidad. Primero la superación, ya sea en Cuba o en el extranjero, porque sin esta es difícil mejorar pues los atletas se quedan sin un referente adecuado para su preparación y formación.

«Un reconocido técnico del mundo dijo que el fútbol es anticipación; y ese debe ser el camino: conocer las tendencias teóricas del fútbol moderno, los métodos de entrenamiento, la utilización de la ciencia».

—¿Cuáles son los jugadores jóvenes que más impresionan hoy a Walter Benítez?

—No quiero ser absoluto y dejar fuera a atletas involuntariamente, pero hay figuras que despuntan como el habanero Adrián Arturo Dispé, el villaclareño Arichel Hernández, el tunero Sandy Sánchez y el granmense Enmanuel Labrada; también hay otros que ya estuvieron en el equipo nacional y son jóvenes como Renay Malblanche, de Holguín; Yaudel Lahera, Marcel Hernández, de La Habana, y el propio Alberto «Beto» Gómez, de Guantánamo, quien siempre tiene unas ganas de jugar que marcan la diferencia con otros atletas.

—¿Cómo ves la participación cubana en la Copa de Oro de este año?

—Ese es un torneo diferente al de la Copa del Caribe, va lo mejor de la Concacaf; pero si se hace un buen trabajo de convocatoria y se planifican bien los objetivos antes de la competencia, se puede lograr mucho.

Uno de los propósitos es quitarnos de arriba las goleadas, también conseguir que el equipo luche, que se aprecie su ambición de ganar, que mejore en lo táctico. Alcanzando eso podemos entonces empezar a pensar en buenos resultados.

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