Gelfand permanece invicto con tres cotejos ganados. Autor: Sitio oficial del Grand Prix Publicado: 21/09/2017 | 05:25 pm
La vida está copada de verdades universales, sí, aquellas evidentes y que no admiten discusión: el agua quita la sed, el fuego quema, el universo se expande —al menos en eso concuerdan los físicos por el momento—, las suegras tienen la culpa de todo.
Yo, modestia aparte, descubrí otra durante la séptima ronda del Grand Prix de ajedrez, con sede en Londres: el cubano Leinier Domínguez (2725 Elo) es muy buen amigo del húngaro Peter Leko (2737), y el israelí Boris Gelfand (2738) no cree ni en los peces de colores.
Resulta que nuestro muchacho fue ayudante de Leko durante su preparación para disputar la corona mundial, y se conocen a la perfección. Sus sistemas de juego se complementan y cada vez que se enfrentan, apenas salen heridos. Este viernes ratificaron esto al entablar en 40 acciones de una Ruy López, defensa Berlinesa.
Lo de Gelfand no tiene nombre. Todos saben que el de la tierra judía anda más afilado que una navaja de barbero, pero sumar tres de las 11 sonrisas vistas en la lid británica es mucho con demasiado, como diría un buen amigo.
En su más reciente presentación, el veterano de 44 años «desguasó» al inglés Michael Adams (2722) después de 47 «golpes» propinados en el ring que supone la siempre fuerte defensa Siciliana, variante Rossolimo. Nada, al parecer el forcejeo por la corona universal ante el indio Viswanathan Anand (2780) fue como una cucharada de espinaca, al más puro estilo Popeye.
La otra victoria la protagonizó el azerbaijano Shakriyar Mamedyarov (2726), medallista de oro en el tercer tablero de la pasada Olimpiada Mundial en Estambul, a costa del estadounidense Hikaru Nakamura (2783) en 43 lances de una India de Rey. El euroasiático adiciona +29,7 unidades a su coeficiente desde la primera partida que disputó en la urbe turca (diez triunfos, seis igualadas y una derrota).
El resto de los encuentros concluyó sin derramamientos de sangre. Hao Wang (2742), de China, dividió ante el búlgaro Veselin Topalov (2752) en 48 pasos de la sólida defensa Grunfeld, mientras Vassily Ivanchuk (2769) y el uzbeco Rustam Kasimdzhanov (2684) se iban a merendar antes de la cuenta, tal como demostraron esos brevísimos once movimientos que finiquitaron su apertura inglesa
En tanto, el holandés Anish Giri (2730) acordó la paz frente al ruso Alexander Grischuk (2754) después de 41 «toques» de una Siciliana, variante Rossolimo.
Así las cosas, la tabla general sigue contemplando a Gelfand como único puntero —cinco rayas de siete posibles—, seguido bien de cerca por el «eléctrico» Mamedyarov (4,5). Más abajo anclan Grischuk, Leko y Topalov (4), con Wang a media unidad. Ivanchuk, Adams, Domínguez y Giri son dueños de tres kilos per cápita, y Kasimdzhanov reposa en el fondo del tanque junto a Nakamura (2,5).
La octava cartelera tendrá a Leinier vistiendo el blanco frente a Wang —veremos si el güinero maneja bien los palitos chinos— y en las otras mesas pulsearán Leko-Grischuk, Gelfand-Giri, Kasimdzhanov-Adams, Nakamura-Ivanchuk y Topalov-Mamedyarov.
Bruzón, suave pero seguro
En uno de sus torneos más fuertes, el cubano Lázaro Bruzón arrancó sin mucha prisa, pero sólido, la primera ronda del Memorial Karpov, en Rusia, chocando contra el ex campeón mundial Ruslan Ponomariov (2729), de Ucrania.
El armisticio llegó luego de 28 movidas de una Siciliana, variante Pausen, en la que el tunero condujo con mucha parsimonia las piezas oscuras.
En otra pelea difícil, el ruso Dmitry Jakovenko (2724) sometió al moldavo Viktor Bologan (2712).
Un hombre de mil batallas, yo podría jurar que son más, se sumó al clan de los revelados. Me refiero al curtidísimo inglés Nigel Short (2698), quien «agujereó» al ruso Sergei Rublevsky (2693).
Por su parte, el joven y talentoso polaco Radoslaw Wojtaszek (2713) se impuso a Alexander Motylev (2658), de Rusia, al tiempo que el estadounidense Alexander Onischuk (2672) repartía el botín con el chino Wang Yue (2691).