Asistido por Iniesta, Jesús Navas marcó a placer el gol de España. Autor: Getty Images Publicado: 21/09/2017 | 05:21 pm
La tensión y el nerviosismo rondaban cada palmo de ambas canchas. Italia toda se halaba los pelos, y con un ojo miraba el partido de su selección contra Irlanda y con el otro escrutaba el resultado de España ante Croacia. Otra vez los azares del destino pactaron que hasta el último minuto de la fase de grupos de la Eurocopa de fútbol, no se conocieran los clasificados del grupo C.
Pero la suerte pocas veces le da la espalda a los grandes, aunque hay que ver el criterio de los holandeses. Así, los ibéricos dispusieron de sus rivales de turno 1-0 casi a la hora del adiós (minuto 88), pasando pues como líderes de su llave, en un partido disputado en Donetsk, Ucrania.
Mientras, la bota del Mediterráneo cumplía sin miramientos, al aplastar a unos isleños que poca resistencia ofrecieron en Poznan, Polonia.
Los españoles, campeones del mundo, sabían que un empate les favorecía. Tal vez por ello pecaron de inocentes y se dejaron embotellar por momentos. Fue una mano divina, la de San Iker, la que evitó la debacle.
Prácticamente a la hora de juego, ante un remate de Rakitic que no tenía otra intención que perforar las redes y el corazón de medio mundo, Casillas otra vez fue el Houdini de las escapadas, el pulpo providencial en un océano tempestuoso.
De algún lugar sin nombre sacó la varita, brincó a un costado como conejo escapando de entre los dientes de un sabueso y evitó ese tanto que dejaba a la Roja fuera del torneo.
A tal punto llegó la agonía de los monarcas defensores, danzando en una noche de tinieblas, al borde del abismo y sin las señas que la distinguen. No pesaron mucho las 17 llegadas con tinte rojo. El fútbol es la más exacta metáfora de la vida: no siempre quien domina y lo hace mejor sale por la puerta ancha.
Pero, cuando la duda se adueñaba del campo, cuando oscurecía el horizonte y ya los pronósticos rodaban en la guillotina, apareció Navas, asociado con los que saben moverse: Fábregas y el duende Iniesta… pum, finito. Gol. La furia está en cuartos.
Una bota que pisa fuerte
Los discípulos de Prandelli apostaron, como de costumbre, por una defensa sólida y salidas rápidas. Pero la alquimia no funcionó del todo. Los irlandeses, vistiendo el verde de la esperanza, trataron de controlar los esquemas, mojar el infierno de Dante.
A 30 minutos del inicio, Italia consiguió la pelota, la domesticó a ras de pasto y se creó un par de oportunidades. Con ese acelerón, Antonio Cassano ganó por arriba tras un tiro de esquina y puso el 1-0 para los históricos azules (35).
En la segunda mitad, salvando un par de llegadas de Di Natale, Irlanda volvió a controlar el juego, e hizo pasar varios sustos a Buffon, quien luciéndose le gritó a los cinco continentes que aún pugna por la condición de mejor guardametas del orbe, con el perdón de Casillas.
Ya sobre el ocaso, Balotelli, quien le cambió la cara al equipo, disipó las dudas y los comentarios en su contra al anotar el definitivo 2-0 con una gran media vuelta enchufada a un córner envenenado (89). Italia avanza y promete.
Ahora España se ganó el derecho de esperar sentada hoy a su rival de la muerte súbita: el respetado elenco francés, la imprevisible Inglaterra o la coanfitriona Ucrania.