Orlando Sotolongo Aranzola (delante) junto a sus compañeros en la modalidad del cuatro par masculino, donde ganaron la medalla de plata. Autor: Litzie Álvarez Santana Publicado: 21/09/2017 | 05:11 pm
CIENFUEGOS.— Cada mañana Orlando Sotolongo Aranzola despierta a la bahía sureña con un contagioso ritmo, marcado a golpe de remos, que le permite devorar miles de metros. Este asalto de «aproximadamente media hora ayuda a perfeccionar la técnica», explica el joven atleta, uno de los que le roba la tranquilidad a las saladas aguas.
Con solo 14 años, el muchacho ha subido al podio de premiaciones más de una vez, como lo atestiguan las dos medallas de oro, una de plata y otra de bronce conquistadas en estos Juegos Escolares Nacionales.
En una provincia donde los deportes acuáticos se imponen por calidad y tradición, Sotolongo figura como el rey del single, aseguran los entrenadores de la Academia cienfueguera de Remo, primera del país en la categoría escolar durante la presente cita de los jóvenes atletas cubanos.
Con algo de timidez inicia la conversación el joven de 84 kilogramos de peso y 187 centímetros de estatura. Confiesa no sentirse cómodo frente a los periodistas, pero al rato comienza a contar su historia.
Como muchos de los 45 matriculados en el centro no conocía casi nada del deporte. «Llegué aquí en octavo grado (antes practicaba natación), gracias a mi tamaño y condiciones físicas, únicos requisitos que exigen para entrar a la academia», explica el espigado muchacho.
«Mentiría si dijera que no hago sacrificios, las sesiones de entrenamiento son muy fuertes, agotadoras; empezamos remando 2 000 metros en la mañana y luego iniciamos los ejercicios. Las pesas las hacemos tres veces por semana y a todo eso súmale las clases…».
Así describe sus jornadas Sotolongo, quien revela, casi entre susurros —tal vez para que los «profes» no los escuchen— su desagrado por las pesas. La rutina lo impulsa cada día a recorrer los kilómetros, remos en mano, según reseña al hablarnos sobre las pruebas a las que se sometió recientemente.
«Hice 6:23 minutos en el remorgómetro (máquina que permite realizar movimientos biomecánicamente similares a los que harían los remeros en las embarcaciones)», señala el cienfueguero.
La marca, récord para su edad, le valió la entrada el próximo curso a la preselección nacional, refiere Gerardo Utria Barrera, metodólogo de este deporte.
Sotolongo supera las expectativas de la mano de su entrenador, Dixán Massip Pérez, quien también hace alusión a sus cualidades. «Como atleta este joven guarda muchas sorpresas, cuando tú piensas que está al límite, lo ves sacar fuerzas y sobreponerse».
Romper la tranquilidad de la bahía constituye un privilegio para Sotolongo. Aunque no codicia el tridente del Rey de los Mares, el muchacho sí añora dominar las aguas, al ritmo de sus remos.