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Todos los juegos de la gran final han sido muy disputados. Veremos qué sucede esta noche. Autor: José Luis Anaya Publicado: 21/09/2017 | 04:56 pm
En otro partido de infarto, que terminó con una protesta como para no perder la costumbre, Ciego de Ávila venció anoche a Capitalinos 78-75 en su sala Cardín. Así, se puso caliente la gran final del baloncesto cubano.
Todo estalló cuando Andy Boffill cometió una falta sobre Alexis Lavastida, rayando con el límite del tiempo, y los árbitros no la «pitaron». Así, Capitalinos perdió la posibilidad de cobrar tres tiros libres e igualar el marcador.
Enseguida llegaron las palabrotas y los gestos antideportivos que usted se imagina, porque lamentablemente están a flor de piel y con cualquier cosa se disparan. Es cierto que la falta fue evidente y todo el mundo tiene sangre en las venas, pero nunca podemos legitimar la grosería.
De todas formas, Capitalinos no perdió el juego ahí, sino unos segundos antes, cuando su defensa permitió que Joan Luis Haití atacara el aro y marcara la canasta decisiva. Para colmo, cometieron falta sobre él y regalaron un tiro libre.
El propio Haití cargó a los «búfalos» sobre su espalda con 19 puntos, escoltado por el «lobo» Boffill (14). Ya ven, este último pudo ser el villano si los árbitros hubieran cantado la famosa falta.
Por Capitalinos brilló Lavastida con 27 unidades y cuatro canastas de larga distancia. Mientras, Lisván Valdés aportó 20 cartones (tres triples).
La mejor prueba de que esta final puede inclinarse para cualquier bando son los diarios vaivenes en el marcador. Anoche, por ejemplo, Capitalinos salió delante 26-19, pero perdió la primera mitad 47-39. Después, los visitantes ganaron el tercer y cuarto períodos (16-12 y 20-19).
En fin, esta noche subirá la parada para el cuarto juego, donde Ciego buscará igualar la serie a dos triunfos por bando. Ojalá no haya más puntos suspensivos…
