Ya casi termina el campeonato y todos los días siguen madurándose racimos de varias carreras en una misma entrada. Este martes, por ejemplo, los espirituanos anotaron 12 veces en el quinto episodio de su choque frente a Cienfuegos, que lógicamente terminó por la vía del nocaut.
Es demasiado para este nivel de pelota, aunque al menos sabemos que nunca hay nada decidido hasta el último out. Pregúntenle a los tuneros, quienes ayer estuvieron a un out de vencer a Ciego y perdieron su ventaja de tres carreras en un abrir y cerrar de ojos.
Ermidelio aguantó cuanto pudo a su relevista Jesús Guerra, pero al final le dio la pelota al inexperto Erick Sánchez y fue peor el remedio que la enfermedad. Dos boletos y un pelotazo con las bases llenas decidieron el partido. Le zumba el mango.
Ojo, porque esa victoria puede inspirar a Ciego, que no está muerto, ni mucho menos. También Industriales estuvo en estado de coma y de pronto ha vuelto a vivir con intensidad. A Pinar le sucede lo contrario.
Diezmado por las lesiones, para no hablar de otros fantasmas que ya quedaron atrás, el manager Alfonso Urquiola ha presentado últimamente un equipo diferente.
Así, vimos al receptor Lorenzo Quintana en el segundo turno ofensivo, a William Saavedra en el cuarto y a David Castillo en el sexto. Pero la alineación se cambia casi todos los días, porque con Urquiola hay que batear para jugar.
En fin, con excepción de Sancti Spíritus, todos los demás clasificados llegarán estresados a la postemporada. Hasta Guantánamo, que parecía «sobrado». ¿Será cierto que este año les toca cantar a los gallos?