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La Federación Internacional de Natación (FINA) no para de asombrar al mundo con decisiones contradictorias. La inclusión de otros 186 trajes en su lista de bañadores «legales», tras un nuevo proceso de revisiones, aumentó a 388 el número de trusas permitidas y disminuyó considerablemente la imagen de este deporte.
En el centro de la controversia continúan los trajes totalmente recubiertos de poliuretano, con el objetivo de contribuir a la flotabilidad. Entre los favorecidos se encuentra el Jaked 01, utilizado por el francés Frederick Bousquet cuando impuso su récord en los 50 metros estilo libre durante el pasado mes de abril.
El Jaked 01 fue excluido de una lista publicada por la FINA el 19 de mayo, y ahora fue admitido por el organismo en su página de internet (www.fina.org).
Al explicar el nuevo proceso de inclusión, la FINA dijo que hizo falta un tiempo considerable para evaluar con absoluta seguridad el efecto flotador de los trajes de baño particulares. Igualmente, indicó que para asegurar la «igualdad» en el próximo campeonato mundial de Roma, a finales de julio, todos los nadadores tendrán a su disposición cualquiera de los trajes aprobados, pero deberán escoger uno antes del inicio de la justa.
¿Acaso es una coincidencia que la firma italiana Jaked sea la organizadora principal de la venidera lid mundial en Roma? ¿Qué pasó con las restricciones de hace poco más de un mes? ¿Pudo la FINA analizar 186 trajes en solo un día?
Sin dudas, el nuevo proceso de selección ignoró las comprobadas mejoras de rendimiento que proporcionan los bañadores de última generación y abrió las puertas al poliuretano en aras de insuflar los bolsillos de los fabricantes. Por el momento, la situación es bastante crítica para la natación, pues la nueva piel de ondinas y tritones contiene secretos que conspiran contra la credibilidad de este deporte.
Así, ya no se puede confiar ciegamente en la capacidad de ningún atleta en el llamado «Primer Mundo», pues siempre quedará la duda de si el traje lo ayudó. Por mi parte, mientras la FINA se decide, me preparo para una posible avalancha de récords del orbe en el mundial de Roma, aunque le sugiero no olvide que serán ídolos de poliuretano.
