Los Vaqueros han sido campeones en las series nacionales de 1968 y 1974, pero entonces el equipo incluía a peloteros de otros territorios occidentales. Desde que se instauró la actual división político-administrativa, su mejor actuación fue el segundo lugar de la temporada 2004-2005«Este es el año de La Habana», gritaban los aficionados en el césped del estadio Nelson Fernández, tras el último triunfo de los vaqueros sobre Pinar del Río en la semifinal occidental. En general, la provincia respira cierta nostalgia por un título que falta en sus vitrinas y quizá nunca haya estado tan cerca como ahora.
La Habana ha sido dos veces campeón en series nacionales (1968 y 1974), pero entonces el equipo incluía a los peloteros capitalinos y de otros territorios occidentales. Desde que se instauró la actual división político-administrativa del país, su mejor actuación fue el segundo puesto conseguido en la temporada 2004-2005, cuando cayó en la final frente a Santiago de Cuba.
Incluso, aquella generación de grandes bateadores como Luis Ignacio González, Gerardo Miranda, Pedro Luis Rodríguez, Romelio Martínez y Juan Carlos Millán —así se ubicaban en la «tanda del terror»—, se fue sin probar las mieles del triunfo.
Ahora ya no tienen esa fuerza al bate, pero la entrada de Ruby Silva y Dennis Laza ha redondeado una alineación sólida y ganadora. Su gran problema es el campo corto, porque Rolando Méndez todavía no aporta lo esperado. Una opción sería reemplazarlo por Michel Rodríguez y que Dayán García se haga cargo de la tercera base.
Aquí la actitud es fundamental, pues el máscara Danger Guerrero tampoco es un superdotado y supera sus carencias con mucho coraje. Tanto, que ya es imprescindible en el conjunto.
Como en sus anteriores duelos, la suerte de los habaneros en la final dependerá del pitcheo. Y no precisamente del talento, sino de la concentración, porque el juego «chiquito» de Villa Clara puede sacar de quicio al más pinto de la paloma.
Durante la etapa preliminar del campeonato, los habaneros barrieron a los naranjas en sus seis compromisos bilaterales. Entonces todos los marcadores fueron cerrados (8-1,
Los habaneros desbancaron a Pinar del Río en un Play off muy disputado y ahora sueñan con el título 1-0, 2-0, 2-1, 2-1 y 5-3) y ahora se espera otro tanto. Curiosamente, ningún lanzador ganó o perdió más de un juego, aunque Miguel Lahera salvó tres, y solo el villaclareño Andy Zamora pegó jonrón a lo largo del duelo. Entre los serpentineros que deben trabajar ahora, Yulieski González, Miguel Alfredo González, Jonder Martínez, Yadier Pedroso y Gerardo Miranda se anotaron victorias. En tanto, Freddy Asiel Álvarez, Alaín Sánchez, Yuliet López, Robelio Carrillo y Yosvani Pérez cargaron con derrotas.
Históricamente, Villa Clara domina a La Habana 63 triunfos por 44, aunque nunca antes se enfrentaron en postemporada. Ojo con los dos primeros choques en San José, porque los naranjas han golpeado como visitantes frente a Santiago de Cuba y Ciego de Ávila. Ello indica que no tienen nervios y les sobra coraje. Además, se mueven en los play off como peces en el agua.
En fin, veremos en breve de dónde son los cantantes. Y ojalá no llueva, porque este mayo se pasó de la raya.
Ecos y culpablesVarios lectores avileños nos han escrito para «desahogarse» por la eliminación de su equipo. Y a todos les digo lo mismo: a lo mejor para el año que viene...
Ciego de Ávila no perdió por el pitcheo, a pesar de los tres jonrones decisivos que permitió Vladimir García. Al contrario, fue la ofensiva su talón de Aquiles.
Los «tigres» tuvieron poco apetito: apenas 15 carreras en 45 entradas, con 39 corredores dejados en bases. Sin embargo, Villa Clara no fue mucho mejor: 24 anotaciones y 43 hombres «enfriados» en circulación.
Eso sí, los avileños corrieron muy mal las bases, lo cual es una prueba evidente de ansiedad y presión. Además, la lluvia niveló las cosas en el pitcheo y les jugó una mala pasada. Sinceramente, las interrupciones fueron demasiadas y para la próxima es preferible mover los horarios en lugar de esperar a que escampe.
Lanzadores al bateMuy llamativo resultó ver al cerrador habanero José Ángel García empuñar el madero y pegar un hit. Yo no recuerdo algo así desde que se implantó el bateador designado.
Sin embargo, encontramos algunas curiosidades en el archivo inagotable de nuestro estadístico Benigno Daquinta. Por ejemplo, el lanzador de mayor average ofensivo en series nacionales fue Manuel Llera, un zurdo de los equipos camagüeyanos que promedió .343 en cuatro temporadas, con 36 hits en 105 veces al bate.
Desde la colina, Llera lanzó 326.1 innings, ganó 19 partidos y perdió 17, con 2,87 como promedio de carreras limpias.
Otro serpentinero que se tildaba de buen bateador era Gaspar «Curro» Pérez. Todos recordamos su hit de oro en aquel inolvidable juego frente a Estados Unidos durante el Campeo-
nato Mundial de República Dominicana, el 26 de agosto de 1969.
En la pelota cubana, el Curro bateó para .258, con ocho jonrones en 473 veces al bate. Un bambinazo más conectó el zurdo santiaguero Mario Fernández, en 458 turnos. Sin embargo, este tuvo menor promedio (.181).
Vinent mandó tres pelotas para la calle, al igual que Changa Mederos, en tanto Huelga y Omar Carrero se llevaron dos veces las cercas. Mientras, Lázaro Valle pegó cuatro estacazos de vuelta completa antes de dedicarse a lanzar.
Finalmente, Héctor Olivera (padre) comenzó como lanzador y se apuntó un juego perfecto en el mundial juvenil de Maracaibo 1970. La hazaña fue contra Honduras y el choque terminó 18-0 a favor de Cuba en nueve capítulos, porque entonces no había nocaut. Después, el cienfueguero se convirtió en uno de los grandes bateadores de la pelota cubana.
Y para no ir demasiado lejos, cerramos este recuento anecdótico con un compañero de José Ángel García, el jardinero Juan Carlos Linares, quien igualmente fue lanzador en sus inicios.
Juan Carlos trabajó en 54 desafíos, de los cuales ganó 13, perdió siete y salvó 12. Como ven, no le fue mal, ¿se acordará todavía?