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Matanzas, el espejo de paciencia del béisbol cubano

Autor:

Juventud Rebelde

Hoy la situación de los yumurinos no es tan dramática como lo ha sido durante los últimos años pues el equipo juvenil lidera la zona Occidental en su categoría

Cuando se habla de grandes equipos en el béisbol local, enseguida retumban los nombres de Industriales, Santiago de Cuba, Villa Clara y Pinar del Río, aunque los tres últimos un día se llamaron de otra manera: Orientales, Azucareros y Vegueros. Así, muchas veces se omite a Henequeneros y Citricultores, aquellos conjuntos matanceros que todavía se extrañan en el valle del Yumurí.

Pero como la vida da tantas vueltas, la lucha de Matanzas por llegar esta vez a los play off ha desenterrado la leyenda. Henequeneros ganó su primer título de Cuba en 1970, solo ocho años después de haber comenzado las Series Nacionales.

Hasta ahí no hay nada raro, pues se trata de la provincia con mayor tradición beisbolera en el país. Recordemos que fue en Matanzas donde por primera vez se jugó pelota en Cuba, el 27 de diciembre de 1874.

En 1977 llegó al clímax Citricultores, que repitió en 1984. Luego, Henequeneros regresó a la gloria en 1990 y 1991. Al año siguiente se coronó Industriales, pero los matanceros fueron segundos.

Ahí terminó todo. Fue como si este deporte en Matanzas hubiera entrado también en período especial. Años más tarde se cerró la Academia Provincial de Béisbol, creada en 1973, y fueron retirados precipitadamente muchos jugadores estelares de la provincia como Junco, Figueroa, Baró, Julio Germán, Amores y Jorge Luis Valdés.

Esas decisiones tuvieron efectos inmediatos y en algunos momentos hubo que «mudar» para Matanzas a peloteros de otros territorios. Sin embargo, hace dos años se inició la búsqueda de nuevos talentos, y para ello fueron convocados entrenadores como Fernando Sánchez, Evelio Hernández, Leonardo Goire, Bárbaro Izquierdo, Carlos Caballero y Luis Orlando Cuba.

Además, se proyectó crear una segunda Academia Provincial, también en Jagüey Grande. Allí entrenarían los muchachos captados en las escuelas en el campo y unidades militares del propio municipio, y de Colón, Pedro Betancourt, Jovellanos, Torriente, Agramonte y Calimete.

De todo ello se hizo eco en nuestras páginas el periodista Hugo García, el 4 de febrero de 2007. En un próximo trabajo seguiremos esas pistas, pero hoy la situación en Matanzas no se ve tan dramática como entonces.

Una prueba elocuente es el rendimiento del equipo juvenil, que lidera la zona Occidental en su categoría, con 22 éxitos y solo cinco fracasos. Detrás marcha el actual campeón, Ciudad de La Habana, con balance de 13-11.

En fin, el ejemplo nos sirve para sustentar de nuevo la tesis de que nuestro principal enemigo es la inconstancia en el trabajo. Planes, proyectos y estrategias han sobrado siempre, pero a la hora de ponerlos en práctica es cuando se traba el paraguas.

Si en definitiva cambia en algún momento la actual estructura de la Serie Nacional y se reducen los participantes, aquellos equipos que resulten marginados por sus resultados más recientes tendrán que cargar las baterías. Ahí comprobaremos con certeza dónde se trabaja mejor.

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