Los nipones vencieron a Corea del Sur cinco carreras por tres, y revalidaron su título de campeones
Ante una concurrencia récord -56 843 personas repletaron el Dodgers Stadium de Los Ángeles-, Japón venció anoche a Corea del Sur, cinco carreras por tres, y revalidó su título de campeón en el Clásico Mundial de béisbol.El juego, digno de una final, necesitó más de nueve innings para definirse, a pesar de que Japón amenazó constantemente. Los nipones tomaron ventaja mínima en la parte alta de la octava entrada, cuando Akinori Iwamura empujó a Seiichi Uchikawa con fly de sacrificio al jardín izquierdo. Pero en el noveno, con dos hombres en circulación y dos outs, Ho Lee le pegó un hit de oro al supersónico Yu Darvish y Corea sacó el empate del congelador.
Casi sin dar tiempo para digerir las emociones, Japón volvió a la carga y fabricó las decisivas en el siguiente capítulo, con cañonazo del gran Ichiro Suzuki a la hora buena. El manager coreano optó por lanzarle con corredores en tercera y segunda, y pagó cara la osadía.
Todavía Corea no se amilanó e hizo bulla en su última oportunidad, pero remontar el marcador a esas alturas era como pedirle peras al Olmo.
Suzuki, la máxima estrella del béisbol japonés, había sido un coloso dormido hasta la final. El jardinero llegó al partido con promedio de .211 y apenas tres impulsadas, pero despertó cuando su equipo más lo necesitó: se fue de 6-4, incluyendo el batazo de la victoria.
Daisuke Matsuzaka fue elegido el jugador más valioso del torneo. El serpentinero japonés ganó en sus tres salidas y ahora tiene marca de 6-0 en los dos Clásicos.