Sus labores se extienden más allá del puesto de dirección y ocupan los bancos de los 16 equipos de la Serie Nacional Con la misma modestia que los envolvía como en un halo en sus años de atletas estelares, numerosas glorias del deporte atisban los ires y venires de peloteros propios o ajenos. Tal vez confundidos ahora detrás de los espejuelos, ellos ocupan los bancos de los 16 equipos de la Serie Nacional.
La cifra de portentos se extiende más allá del puesto de dirección, donde figuran Pacheco y Casanova, Juan Castro y Germán Mesa, Ulacia y Ermidelio Urrutia, Roger Machado y Lescaille.
Así, Industriales sale al terreno tal vez con una primicia en nuestras campañas, porque el entrenador Omar Linares viste la camiseta número 10 con la cual signó hazañas dentro y fuera de Cuba... y un jugador giraldillo —Rudy Reyes— ostenta cada día el mismo dígito sobre la espalda. El supersónico Lázaro Valle y Rolando Verde comparten su experiencia con Linares.
Alexander Ramos, uno de esos bateadores extraordinarios que no encontró las puertas de acceso al equipo Cuba, asesora a los toleteros de la Isla de la Juventud, y el formidable Pedro Medina es comisionado (¿?) de Metropolitanos.
Juan Manrique enseña a los jóvenes matanceros las artes de defender el plato, muy cerca de donde trabaja Eduardo Cárdenas, uno de nuestros campeones mundiales juveniles.
Roberto «el Caña» Ramos y Miguel Rojas, dos figuras antológicas de los equipos Las Villas y Azucareros, asesoran ahora a Sancti Spíritus.
Cienfuegos tiene, en funciones de entrena dor, a un medallista de plata del I Clásico Mundial, el zurdo Yosvany Pérez, quien comparte tareas con Héctor Olivera (padre).
Todavía se recuerdan las hazañas de Amado Zamora, en los primeros turnos de los Azucareros, y ahora es entrenador de Villa Clara, donde su hijo Andy sigue sus pasos.
Dos luminarias, el zurdo toletero Alejo O’Reilly y el tirador Omar Carrero, enorgullecen a Ciego de Ávila, como el serprentinero Oscar Romero prestigia a Camagüey. Con menos fanfarria, Sergio Quesada fue un coloso defensivo de los agramontinos, cuando hacía una dupla con Ulacia alrededor de la intermedia.
Oscar Gil, el zurdo que con un ponche selló el out 27 y el único trofeo de Holguín, entrena a los más jóvenes de ese territorio, juntamente con el laborioso Orelvis Ávila.
Osvaldo Avilés, actual piloto, así como Pablo —uno de los Bejerano—, y Pedro Mora, hicieron lo indecible por llevar a Granma al podio, y en esta ocasión riegan allí sus conocimientos.
Dos figuras que caracterizaron a las escuadras orientales, el tirador Alfonso Ilivanes y el pintoresco jardinero Gerardo Simón, son ahora preceptores de Guantánamo.
Y cierro este paseo por las nóminas con el monarca Santiago de Cuba. Otros dos hombres de ese territorio garantizaron más de un título internacional para Cuba en el pasado reciente, el monticulista José Luis Alemán y el rey de los jonroneros, Orestes Kindelán.
Para todos ellos, y para otros que no haya podido mencionar en esta nota, la gratitud de los que compartimos, desde fuera del terreno, la emoción de sus triunfos.