BEIJING.— La antorcha olímpica dejó atrás la localidad costera de Qinhuangdao, unos 300 kilómetros al este de esta ciudad, en cuyas inmediaciones se encuentra el lugar donde la Gran Muralla China «muere» en el mar. Es difícil, por cierto, imaginar que la Muralla tenga fin, sobre todo después de visitarla. Ni siquiera con la vista podemos recorrerla completamente. Hablamos de unos 7 300 kilómetros, de este a oeste. No en vano creció la leyenda de que puede verse desde el espacio. La Muralla se interrumpe en algunos tramos. En estos hay ahora pequeños torreones que funcionan como «miradores», pero en algún momento fueron puntos a los cuales los soldados podían retroceder de ser necesario. Recordemos que fue construida para proteger al imperio chino de los nómadas. Se dice que los materiales empleados para su cimentación variaron según el tramo. Cerca de Beijing, por ejemplo, se utilizó la piedra caliza. Pero en otros sitios hay granito o ladrillo cocido. Disfrutemos ahora las imágenes de esta maravilla del mundo.