Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El toque de bola ha renacido como una moda en la pelota cubana. Foto: Franklin Reyes

A los récords fueron solo los sacrificios de Alden Mesa y de Rangel Rodríguez, pero los mentores se acogieron con pasión a la práctica de tocar para avanzar.

En el sexto inning, cuando la pizarra rebosaba de ceros, Danger Guerrero llegó a la intermedia por hit y error, y José A. Iglesias fue instruido para que machacara la pelota; pero el intento no fructificó, y Danger fue enfriado en tercera.

Los vaqueros lograron inaugurar el marcador, minutos más tarde, con sencillo impulsor de Roberto Zulueta. Pero antes, Industriales se debatió en el afán por llegar a la goma: Alden Mesa había tocado, sin lograr que la estrategia rindiera frutos, y Doelsis fue out por regla, intentando otro tanto.

Tal parece que, de un tiempo a esta parte, el home se ha distanciado en el horizonte. Tan difícil se ha hecho anotar, que ya los directores de equipos no procuran mover solamente al hombre que está en la inicial; ya se ha hecho menester adelantar también —out mediante— al que ancla en la intermedia.

Eso hizo Rey Vicente Anglada, en el quinto capítulo del desafío del lunes. Rudy Reyes soltó un batazo por la antesala, y el deficiente tiro de Michel Rodríguez lo llevó hasta segunda base.

Entonces Alden Mesa se cuadró frente a Jonder Martínez, para que Rudy se colocara a 90 pies del plato.

La estrategia se dio de narices con los acontecimientos posteriores, porque Raiko Olivares tomó ponche y Enrique Díaz fue retirado en batazo al campo corto.

Ya las autoridades beisboleras lo han anunciado, a próxima campaña se jugará con otra pelota, más viva, más parecida a las que se emplean en otros circuitos y en las competencias internacionales.

Es una buena noticia. Que haya otra pelota, para que se vuelva a jugar el béisbol de otros tiempos, cuando un hombre en la intermedia era una carrera potencial. Cuando el home no estaba tan lejos como ahora.

Y todavía nos conmueve la noticia del fallecimiento del destacado entrenador avileño Mario Salas, quien prestaba servicios técnicos en la hermana República Bolivariana de Venezuela. «Mayito», como cariñosamente le decíamos, se distinguió por sus buenas actuaciones al frente de los equipos de Camagüey y Ciego de Ávila, así como con nuestra selección nacional juvenil.

Al frente de los bisoños, Mayito conquistó el primer título mundial para Cuba después del triunfo de la Revolución. Ello fue precisamente en Caracas, Venezuela.

Hasta sus familiares y seres queridos llegue nuestro sincero homenaje.