Deliciosa y ecológica, así es la pizza que propone un restaurante de comida italiana de Brooklyn. La pieza es de pequeño tamaño, pero la que verdaderamente llena al cliente es la «caja» en que va, grande, cuadrada y ¡sabrosísima!, pues también es una pizza. El precio ya es otra cosa: 40 dólares contantes y sonantes. Pero tienen un problema. No saben cómo van a enviarla a quienes gustan de comer en casa.