En Montana, Estados Unidos, los turistas pueden experimentar. Nada de cinco estrellas; allí les ofrecen un inmueble de una sola estrella: la del «sheriff» que los «encarcela». En lugar de hotel, está dispuesta una cárcel como las del Lejano Oeste, con todas las incomodidades, para que el huésped se sienta un forajido. Hay molestias para escoger, pero llevan el desayuno a la cama y permiten compañía, excursión y jugar al golf. No, las peleas no van por la casa. Y falta lo mejor: una noche preso solo cuesta ¡245 dólares!