«Cerrado por duelo», fue el cartel que apareció en el cementerio de La Plata, Argentina. Ante la triste novedad de un empleado, sus compañeros decidieron parar la admisión de nuevos «inquilinos», que seguro no estaban muy apurados. El cierre obligó a las funerarias a postergar las inhumaciones, además de informar a los deudos de los fallecidos que debían mantener a sus seres queridos en un depósito hasta que al hombre de luto se le aliviara la pena y normalizaran los servicios.